Sin Cristina ni Kicillof y con un temario que roza el absurdo, el peronismo celebra una cumbre marcada por las peleas internas, el descontrol y la sensación de que el Titanic justicialista ya está tocando fondo. (Dibujo: NOVA)
Sin Cristina ni Kicillof y con un temario que roza el absurdo, el peronismo celebra una cumbre marcada por las peleas internas, el descontrol y la sensación de que el Titanic justicialista ya está tocando fondo. (Dibujo: NOVA)