
María del Carmen Taborcía, abogada y escritora.
Benito Amilcare Andrea Mussolini nació en Dovia, Italia, en el año 1883. Su padre era herrero y su madre maestra. Por influencia paterna, Mussolini, se acerca al socialismo militante y se inscribe en el Partido Socialista Italiano. Fue militar, político y periodista, colaborando con numerosas publicaciones de origen socialista. Tenía opiniones violentas y su pensamiento se iba radicalizando. En 1913 fundó la revista Utopía y posteriormente Il Popolo d'Italia, un periódico de línea intervencionista y nacionalista que en 1922 se convertiría en el órgano oficial de su régimen.
Participó en la Primera Guerra Mundial, luego de la cual quiso capitalizar el sentimiento de insatisfacción que se apoderó de la sociedad italiana, debido a que Italia había obtenido muy pocas ventajas territoriales y económicas en el Tratado de Versalles. Continuas huelgas, protestas de obreros y campesinos a las cuales se unían veteranos retornados del frente de guerra, ante lo cual Mussolini empezó haciendo un llamamiento a la lucha contra los partidos de izquierdas, culpándolos del descalabro social.
Creó en 1919 los “grupos armados de agitación” que constituyeron el germen inicial del Partido Nacional Fascista. En 1921 desfiló en Milán con sus columnas de camisas negras, mostrándose como enemigo de socialistas y comunistas, el fascismo consiguió ganarse el favor de los grandes terratenientes e industriales. Fue nombrado presidente del Consejo de Ministros Reales de Italia desde 1922 hasta 1943 y Duce -guía- de la República Social Italiana desde 1943 hasta 1945, llevando al poder al Partido Nacional Fascista y posterior Partido Fascista Republicano, estableciendo un régimen totalitario.
Según el escritor italiano Antonio Scurati, Benito Mussolini no es sólo el inventor del fascismo sino “el padre de todos los populismos”. Tenía la enorme capacidad de atraer y arrastrar a las masas, brutalizando y simplificando al máximo el lenguaje, primero como periodista y luego como político. Se mostraba de manera ostentosa y teatral ante el público, cosa que hasta ese momento los dirigentes no hacían, dado que evitaban la exposición pública en sentido físico. Il Duce se encarnaba en el hombre común, así se identificaba especialmente con las personas humildes; con sus humores, resentimientos, miedos, rabias, y de esa forma estimular sus preocupaciones.
El fascismo influencia la historia y los protagonistas del siglo XX, empezando por Hitler y el nazismo, siguiendo con otros modelos políticos, tanto europeos como latinoamericanos. El fascismo resultaba ser una tercera vía entre el capitalismo y el comunismo.
Pero Mussolini no fue el dictador bueno que quería a su pueblo: fue él quien mató a más italianos en la historia del país.
Según Scurati, tras la Segunda Guerra Mundial, el populismo resultó ser el efecto civilizacional del fascismo. Mussolini es el “arquetipo de los populistas” que cabalgan las pasiones negativas de los ciudadanos. Pero los populistas del siglo XXI han dejado el entorno violento, salvo el verbal, y se atienen, en general, a las reglas de la democracia.
Los populismos hoy, surfean entre la dictadura y la democracia, y pueden convertirse en una forma de represión con el consentimiento popular.