Alimentación consciente: ¿cómo diferenciar el hambre real, del hambre emocional?

La nueva normalidad, producto del confinamiento por el brote del coronavirus, implica pasar más tiempo en casa con acceso directo a alimentos no tan saludables y sin distinción de espacios, lo cual nos pone a prueba y nos invita a replantearnos cómo comemos.
Según la Licenciada Maia Glejzer el hambre real “aparece progresivamente. Se come por necesidad, se deja de comer cuando estás satisfecho, no desaparece si te distraes con otra actividad y no es exigente, es decir que podes ingerir cualquier tipo de alimento”.
La especialista destaca que en este caso al finalizar de comer soles sentirte bien, ya que no hay sensación de culpa ni una ingesta excesiva o desmedida. Mientras que con el hambre emocional pasa todo lo contrario, suele perderse el control y hay una insatisfacción.
“Es selectivo, ya que cuando aparece suelen elegirse alimentos altos en azúcar y grasas, que liberan dopamina y generan placer. Si te distraes, en general puede desaparecer, pero se siente de repente y es urgente la necesidad de calmarlo y satisfacerlo”, resaltó Glejzer.
Como solución, se recomienda llevar un registro de comidas, para medir la cantidad, qué se digiere y en dónde. Además de un acompañamiento profesional exhaustivo para detectar cuáles son las causas de la ansiedad y la generación de emociones.