Opinión
Puntos de vista

Economía de plataformas y changas

María del Carmen Taborcía, abogada y escritora.

Por María del Carmen Taborcía (*), especial para NOVA

La economía de plataformas es la actividad económica y social facilitada por plataformas digitales o marcos tecnológicos. Por extensión, una plataforma también es un intermediario que reúne a grupos y promueve intercambios económicos y sociales.

La economía de plataformas se caracteriza por los efectos de red. El atractivo de una plataforma aumenta con el número de sus usuarios. Es por eso que el tamaño de la comunidad de usuarios constituye el mayor activo de una plataforma, más que sus activos físicos.

"Las plataformas no poseen los medios de producción, crean los medios de conexión”. La palabra “plataforma” se ha utilizado desde el siglo XVI, tanto en el sentido concreto para referirse a una superficie elevada como a una metáfora. Pero fue en la década de 1990 que este concepto de plataformas económicas recibió la atención de los académicos, dado que el trabajo se comenzó a centrar en la innovación o en plataformas de productos en torno a la actividad en línea. Pero recién en el siglo XXI se tuvo en cuenta el modelo de negocios que de ello derivaba.

Las transacciones tradicionales dieron paso al e-commerce,consistente en la distribución, venta, compra, marketing y suministro de información de productos o servicios a través de Internet.

En estas épocas de confinamiento muchas actividades laborales que se hacían en los lugares de trabajo habituales, comenzaron a efectivizarse de forma remota, desde los hogares. Se ampliaron las operaciones bancarias en línea, así como la compraventa de todo tipo de productos y servicios; nuevos estilos de negocios y atención al público se habilitaron mediante la interconectividad. Se han ensanchado los límites de la “economía digital”.

Hace muy pocos días el ministro de Desarrollo Social de la Nación expresó: “Vemos en las últimas semanas un rebote de la economía, hay más changas de construcción y textil”.

Changa es un trabajo breve, pasajero, circunstancial, no registrado y mal remunerado para ganarse la vida.

No se sabe muy bien a qué se refirió el ministro, si es porque se desarrolló la industria del barbijo; o alguien pidió levantar una medianera para que no pase a su terreno el perro del vecino.

O tal vez a los microjobs, en plataformas que ofrecen “changas” digitales para las cuales no se demanda conocimientos profesionales, sino que el único requisito es ser usuario de internet.

Está visto que si eso es rebote de la economía, quizás también lleguemos a la estratósfera y de allí en dos horas a Japón.

(*) Abogada y escritora

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