La fría noche del 2 de junio de 1983 una patrulla de la Policía Federal Argentina integrada por los agentes Luis Sibert, Jorge Iani y el can Chonino, avanzaba por la Avenida General Paz, en el barrio porteño de Villa Devoto.

Algo llamó la atención de los uniformados, que descendieron del móvil para identificar a sospechosos, que sin mediar palabra, abrieron fuego contra los agentes del orden.

Fue entonces cuando Chonino -al servicio de la PFA desde 1977- se lanzó contra los agresores. En su heroico accionar logró romper el bolsillo de uno de los delincuentes, y quedarse con sus documentos. Sin embargo el otro atacante, libre de toda marca personal, disparó contra el perro hiriéndolo de muerte.

A pesar del plomo recibido, Chonino buscó a su guía y murió a su lado. Gracias a su acto de arrojo, pocos días después la policía pudo capturar de los delincuentes. Chonino dejó este mundo, pero gesto de lealtad y valentía quedó grabado en la memoria de la Policía Federal, que decidió hacer público el homenaje al fallecido animal y hacerlo extensivo a todos los perros del país.

El reconocimiento a Chonino tardó en llegar. Recién en 1996 la periodista Cora Cané encabezó la iniciativa de establecer el Día Nacional del Perro para honrar su sacrificio y el de todos los perros que cumplen funciones de seguridad y asistencia en la sociedad.

Los restos descansan en el Círculo de la Policía Federal Argentina, y en su honor se erigió una estatua de bronce en el predio de la Policía Montada. Además, una calle en el barrio porteño de Palermo lleva su nombre.