Opinión
Análisis

A casi 1 año de la entrada en vigor de la Ley Bases

El doctor Facundo Lanza, abogado egresado de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

Por el doctor Facundo Lanza, especial para NOVA

Lograron la tan ansiada reforma laboral. Aquella que la dictadura sólo pudo implementar en el Empleo de la Construcción, y que el macrismo únicamente logró muy tímidamente en la Ley de Riesgos del Trabajo.

Este (des)gobierno, en tan solo 6 meses consiguió retrotraer conquistas laborales que costaron décadas, sangre y que solamente Juan Domingo Perón pudo otorgar, mucho más profundas (incluso) que las del propio Menemismo.

Primero lo intentó por DNU, y la Cámara de Apelaciones del Trabajo lo declaró inconstitucional; y luego "juntó" las voluntades Legislativas de los principales frentes políticos de nuestro país y la sancionó por Ley.

Entre lo más perjudicial encontramos la duplicación del periodo de prueba, e incluso la posibilidad de extenderlo hasta 8 o 12 meses. En la práctica estamos viendo como eso se traduce en contrataciones semestrales de empleados que, a los efectos de evitar toda responsabilidad posterior, son desvinculados sin causa a los 5 meses.

¿Conocen a alguien que le haya sucedido? Yo si, a quienes lamentablemente les tenemos que decir que no hay nada para reclamar, y desearles suerte en conseguir un nuevo empleo.

Asimismo, la reforma de la Ley 24.013, principalmente en lo que se refiere a las multas que se aplicaban a los empleadores que contraten "en negro" o en "gris". El fundamento era que la informalidad en nuestro país alcanzó niveles críticos, lo cual es una realidad.

Entonces, quienes defienden la postura reformista argumentan que "la ley no sirve, porque igualmente hay empleo en negro". Un argumento tan débil que parece esbozado por un infante de primaria.

No obstante, muy eficaz para que el común de la gente, incluyendo a los Trabajadores asalariados, lo acepten. Sería algo así como decir: "Debido a la cantidad de robos que estamos sufriendo, la ley penal no sirve. Por lo tanto debemos abolirla y despenalizar los robos".

Como vemos, eso parte de una premisa cierta, pero deriva en un argumento falaz. Nadie puede pensar que al despenalizar los robos, estos van a dejar de existir. La realidad es que la informalidad en nuestro país alcanzó niveles exorbitantes debido a la falta de controles de los Organismos responsables por velar el cumplimiento de las normas.

¿Acaso nadie fue testigo de las famosas "inspecciones" del (ex) Ministerio de Trabajo y de AFIP en las empresas, en donde los supervisores de las distintas áreas les pedían a los empleados informarles que "salgan a fumar", y regresen cuando ellos lo soliciten?

Yo si. De hecho fui uno de esos empleados que tuvo que "salir a fumar" allá por el año 2007. ¿Y a ningún "Inspector" le llamó la atención que en una oficina que cuenta con 50 computadoras haya solamente 10 ocupadas? ¿Y que casualmente muchas personas estén "fumando" en la puerta de la empresa justamente a su llegada?

Esto es solo un breve ejemplo de cuantiosas fallas en el sistema de control estatal, falta de compromiso de los funcionarios y de sus superiores, y un evidente desprecio por la protección de los Derechos Laborales. No obstante ello, la ley dotaba al Trabajador de una herramienta para compensar dichos incumplimientos, a través del reclamo judicial posterior.

Pero la reforma no se agota ahí, tal como expresé supra, en el año 1980 la última dictadura militar sancionó la Ley 22.250, dentro de la cual establece un sistema de indemnizaciones denominadas "Fondo de Cese Laboral", que no es ni más ni menos que una retención periódica del salario del Trabajador, para que el día en que es despedido se le retribuya.

Es decir, el empleado "paga" su propia indemnización. Quitándole responsabilidad al Empleador y flexibilizando los Derechos del Trabajador de la Construcción. De manera que, el planteo del (des)gobierno de Javier Milei respecto a "modernizar las normas laborales", de moderno no tiene nada, está vigente desde el año 1980 en la Construcción.

¿Y alguien le preguntó a los Trabajadores de la Construcción si eso mejoró sus condiciones laborales? Claramente no, porque es uno de los rubros en dónde existe mayor explotación, legitimada por una Ley pensada para utilizar al obrero como material descartable.

A eso debemos sumarle la reforma ipso facto de los empleos de Repartidores de Plataformas Digitales. Que (claro está) ante la falta de oferta laboral, los pibes no tienen más opción que comprarse una bicicleta o una moto y salir a repartir pedidos.

La falta de regulación y de un abordaje judicial serio, sumado al convencimiento de los propios Trabajadores que no lo son, llamándose a sí mismos "emprendedores", son las condiciones propicias para un vacío legal que genera mano de obra barata, descartable y un aprovechamiento económico de capitales extranjeros que se llevan millones todos los días.

¿Alguien se detuvo a analizar, más allá del discurso, si realmente esos pibes "están mejor" sin ningún tipo de cobertura ante un accidente (al margen que ellos mismos se paguen un seguro civil); sin licencias pagas si se enferman; sin licencia por ART si se accidentan; sin paritarias; sin un sueldo básico; y teniendo que pedalear 12 horas por día para llegar a un salario de pobreza (segun los propios números del actual Indec)?

Además de eso deben proveerse sus propias herramientas de trabajo: bicicleta/moto, casco, campera, caja de reparto; y pagarse sus propios viáticos y mantenimiento de su vehículo.

¿Alguien podría decirme que eso es "estar mejor"? ¿Pero saben que es lo que más me preocupa?

No es que tengamos un (des)gobierno como este, y que intenten destruir las conquistas que costaron décadas y sangre. Porque ellos tienen conciencia de clase, y defienden sus intereses.

Lo preocupante es que nosotros perdamos el eje de nuestras propias ideas y convicciones, que desde el discurso expresemos que ya no es tan necesario defender los Derechos de los Trabajadores, y que nos convenzamos que "modernizar" las normas laborales para que se adapten a los cambios tecnológicos y culturales de nuestra sociedad actual, signifique quitarles más mecanismos de protección a los Trabajadores; en vez de regular las nuevas relaciones laborales y proteger a nuestros pibes.

Soy orgullosamente peronista, y como tal no creo que los cambios culturales deban hacernos correr del eje de la Defensa del Trabajador y la Industria Nacional, y que debamos dejarnos correr por los discursos de moda que -más temprano que tarde- van a caer por su propio peso.

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