
Por Eduardo Sanguinetti (*), especial para NOVA
"Si pudiéramos suprimir los medios de manipular realidades, daríamos un gran paso adelante. Los medios de manipulación, engendran mentiras, odios, envidia, sospecha, temor. No necesitamos la presunta verdad de la prensa diaria. Lo que necesitamos es paz, soledad y ocio". (Fragmento de mi novela "Morbi Dei", Editorial Corregidor).
Repensando nuestros valores, el gran reto actual para el pensamiento filosófico, en general para la construcción de conceptos, es utilizar la inteligencia artificial en clave crítica, aprender a utilizar estas herramientas, que pronto serán la estructura de nuestra existencia de una manera nueva, porque de lo contrario nos encontraremos delegando completamente el ejercicio del pensamiento.
El abuso de la información expande la ignorancia con la ilusión de eliminarla. Y para mí este es un punto fundamental. Si tenemos que hacer una nueva filosofía hoy, y sin dudas, tenemos que hacerla, porque si no la hacemos pronto ya no tendremos posibilidad de hacer filosofía, porque perderemos la capacidad de comprender las razones y las formas en que se manifiesta el pensamiento... Si aceptamos este reto hoy, deberíamos tener el coraje de utilizar estas herramientas de manera crítica, de manera performativa, incluso desafiante, especialmente un reto hacia nosotros mismos.
Estamos ante una nueva era en que no podemos pensar en un mundo mejor, si no, simplemente, en sobrevivir... Vivíamos como si realmente fuese el fin de la historia. Como si la prosperidad y la abundancia fuesen un hecho viral incontestable, capaz de garantizar el final de los grandes conflictos, de la lucha por sobrevivir. Íbamos a acabar con el hambre, con el cáncer y con la pobreza, deseo cargado de simbolismo en un mundo en el que no dejan de ocurrir cosas, que han vaticinado los prominentes talentos de la literatura distópica. Se puede producir un apagón total en el mundo y los ciudadanos de inmediato superarán la sensación de apocalipsis, escuchando noticias con una radio a pilas...
Parecía que experimentábamos el punto final de nuestra evolución ideológica... Pero no fue así, contrastando con la mirada futura de mesías inversos, que anunciaban el principio de un tiempo sin guerras y conflictos de relación, ejecutando en acto todo lo contrario, genocidios a repetición que se suceden en distintas regiones del planeta, ante una humanidad congelada en el umbral de sueños rotos... Nos han entretenido con espejos de colores, aplicados con tecnología de última generación y el futuro, que es hoy, se presenta confuso y empantanado, en proceso de retroceso exponencial, modos y formas de practicar la existencia ficcional del troll, infiltrado en la relación de usuarios en las denominadas redes, que enredan a seres en un relato adictivo, que destruye toda posibilidad de verosimilitud en la relación.
Los profetas de la oligarquía tecnológica quieren implantar el futuro que soñaron. Primero nos vendieron una visión del mundo. Ahora, la pretenden implementar, reconfigurando la legislación, las instituciones y las expectativas culturales hasta que sus fantasías privadas se hagan realidad... Presenciar la profusión de ideas audaces, con frecuencia desconcertantes y en ocasiones espeluznantes de la élite tecnológica, es apasionadamente incierta y produce superlativa incertidumbre.
La sobredosis de soluciones, brindadas para simuladamente ocultar dictaduras en acto, ha inflado una burbuja de ideas comparable con las burbujas financieras: un mercado en el que los grandes relatos se revalorizan más deprisa que las opciones sobre acciones que tienden a degradar la condición humana, que día a día se tambalea, en opciones que merman sus valores, hoy inexistentes, con desafíos que construyen un elogio al fracaso distopía en acto...
Es una de las vías para vaciar la democracia. Hay otras: persecución a periodistas, intelectuales disruptivos, artistas y activistas del amor, suspensión del debido proceso y el derecho de defensa y represión de la protesta social, que se experimenta en el mundo, de modo brutal.
Asistimos en arte como en vida a una situación de crisis de absoluta de los valores: una absoluta crisis de lo absoluto. Para unos, un síntoma infernal de la confusión del mundo, el demonio, cual metáfora de la realidad y la carne… Para otros, la realización del paraíso de la igualdad, la fraternidad y la libertad, paraíso proyectado en espejos cóncavos y convexos, donde nadie sabe quién mira a quién. Finalmente para todos, un flujo irreversible de acontecimientos cuya flexibilidad no consigue ocultar su extremo rigor: se desacreditan paradigmas clásico-modernos, por ser inútiles para los recién llegados, para afrontar una nueva realidad, cuándo el equívoco es utilizarlos, y la tentación más fácil fingir una crisis.
Las tecnologías no son neutras, ni inevitables. Cómo se diseñan, a quién benefician y en qué condiciones se integran son decisiones profundamente políticas. Cuando hablamos de IA en el periodismo, la literatura y el arte, lo que está en juego no es solo el futuro del oficio, sino también la calidad del debate público, la diversidad de voces y el derecho a una información verificada, plural y libre.
Si la ley de exclusión es el límite, la legitimación excede como mucho a la propia ley. Es la coartada de la ley, la señal de diferencia, su límite, su arbitrariedad, su criminalidad al desafiar a la unidad que debe prevalecer en este tiempo de fuegos cruzados, confrontando en las nupcias planetarias de la democracia ficcional y la información fraudulenta, celebradas en la web.
Sin dudas, el conocimiento no puede competir contra los apologistas de la ignorancia, replicada en corporaciones mediáticas mercenarias. La ignorancia reproduce patrones de comportamiento social y vínculos de poder, indispensables para manipular de modo miserable la buena fe del consumidor de información, espectador de lo que se proclama en estos medios, trastocando e infiltrando repertorios, con virus que afectan desde la salud mental hasta la vida de un país y sus habitantes. No es simplemente un conocimiento desviado (o un no conocimiento) sino que, más bien, es una reproducción de esquemas de poder que, en muchos casos, abundan en una visión colonial que tiene un espacio protagónico en medios fabuladores y redes sociales.
La ignorancia es un enemigo, incluso para quién lo posee. El conocimiento es un amigo, incluso para quien lo odia. Y sin dudas fue instalada por diversas logísticas articuladas, y en complicidad de comunidades sin amor al conocimiento, devenido en pensamiento... He ahí el inicio de lo que suelen denominar los ignorantes con sueldo fijo, "Batalla Cultural", bastardeada en su sentido humanista y revolucionario... El arte del milenio no precisa ocultar sus torpezas y miserias, tras un esplendor espectacular que, por otro lado viene abundantemente abastecido por los brillos metálicos de maquillajes y trampas de repertorio ligado más a las finanzas que a la creación, a la farándula grosera, portadora de la llama apagada de lo que fue el arte…
El periodismo, punta de lanza de la cultura del milenio, en su función original de informar y comunicar, transita su canto de cisne, devenido en una crisis de credibilidad para los consumidores de noticias avezados y cultos, deprimente y demasiado palpable... Pues automatizar sin criterio no es una solución: se agrava la crisis.
El periodismo no es solo producción de contenido; es ejercicio crítico, narración situada, atención al contexto y responsabilidad pública. Cuando se reemplaza por sistemas que priorizan la cantidad sobre la calidad, el resultado no es eficiencia, sino desinformación con apariencia de legitimidad, amplificada por la credibilidad institucional de los medios que la reproducen. La automatización acrítica, debilita tanto la calidad como la confianza en el periodismo como herramienta democrática invaluable, con capacidad, en el afán de escuchar, cuestionar y poner en el centro los relatos legítimos y veraces que deben ser contados...
La riqueza cultural se defenestró por varias vías: una, la del saber universitario y trascendente, presentido y seducido cada vez más por las corporaciones macroeconómicas; y, por otro lado, la conducta del dominado ignorante, inconforme con sus haberes... Naturaleza y realidad asumen cierto carácter victimal: metafísica, valores, sentidos, espacio, tiempo, dios, pensamiento, etc. sometiéndose en el seno de la vida y de las obras, a un doble oficio de sacralización y disolución, de apología y negación, de muerte y redención. El arte, el pensamiento, la poesía, la música y toda tendencia que pone en juego valores invitando al milagro, resultan desconocidas para los recién llegados al mundo de la creación y los mitos fundacionales, que otorgaban sentido a la existencia en armonía y paz, sin especulaciones que el mercado impone a diestra y siniestra, incluso en la cultura "apócrifa", que se presenta ante el espectador ingenuo, como un renacimiento de desvalores.
Sodomización streaming, de anónimos trolls habilitados por poder espectral, en su función de provocar, insultar, generar violencia, polémicas, viabilizados en repertorio de fragmentos ensimismados, en la diversidad de tendencias y estilos que conforman el panorama de sujetos lobotomizados, obsesionados por distinguirse en aras de su vacuidad... Cuándo el proceso de degradación llevado a cabo por el troll, se naturaliza, es indispensable aplicar indiferencia total, para enfrentar el troleo, y cualquier ensayo resulta pertinente, además de admirable, en los bordes de sobrevida, en fin: Don't feed the troll!... Todo asomándose junto por la primera grieta, sin remordimiento, sensibilidad, solo psicopatía, narcisismo y sadismo, características asimiladas a maneras y modos del legítimo troll, vulnerable a todos los virus a partir del momento en que todas sus funciones han sido entregadas a organismos artificiales, a ordenadores con datos, carentes de contenido, que darían sentido a su existencia funcional a intereses delictivos. ¿Debemos asombrarnos de ello?
“No somos inmortales, tengamos presente que revolucionar, desarrollar, igualar, compartir, vivir, morir, están ligados indisolublemente. Lo han visionado en advertencias apocalípticas, poetas, soñadores, sabios, Y si el apocalipsis se equivoca, será porque ocurrirá algo improbable”. (Fragmento de mi ensayo "Final en forma ordenada", Editorial La Cifra, 2000)
(*) Filósofo (Cambridge, Inglaterra), poeta, performer, ecologista, artista y periodista argentino. Pionero en el arte performativo. Precursor del minimalismo en América Latina y del Land Art según Jean Baudrillard. Autor del "Manifiesto de los indignados contra el neoliberalismo'' año 2011. Miembro-asesor de The World Literary Academy (Cambridge, Inglaterra), "Biography of the year Award" Historical Preservation of America (1986), "Man of the Year" IBC Cambridge 2004, Honoris Universidad de Bologna, Nominado en dos ocasiones a la Beca Guggenheim. Miembro activo de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE).