
Por Gustavo Zandonadi, especial para NOVA
El 28 de mayo de 2006, la Argentina perdió a uno de sus más influyentes historiadores revisionistas: Fermín Chávez, que falleció a los 81 años en Buenos Aires.
Discípulo de José María Rosa, dedicó su vida a desmontar los relatos oficiales y reivindicar figuras históricas marginadas, especialmente los caudillos del siglo XIX y el peronismo.
Nacido el 13 de julio de 1924 en Nogoyá, provincia de Entre Ríos, Chávez creció en un hogar marcado por el fervor político.
Su padre, Eleuterio Chávez, era radical yrigoyenista, lo que le permitió desde joven comprender las tensiones políticas del país.
Su mamá fue la ciudadana uruguaya Gregoria Urbana Giménez. Pasó una infancia en la calma que le ofrecía un departamento del interior de una provincia argentina de hace un siglo.
Cuando llegó el momento de planificar su formación académica, el joven Fermín ya tenía una solida cultura general. Eran épocas de mucha lectura, amenizadas con horas de radio.
El estudiante Chávez estudió humanidades en una Córdoba que aún recordaba la Reforma Universitaria de 1918.
En Buenos Aires estudió filosofía y en Cuzco, Perú, se metió de lleno en teología, derecho canónico, arqueología y hebreo antiguo. Esa diversidad de conocimientos le otorgó una perspectiva única en su labor historiográfica.
En 1947 incursionó en el periodismo. Comenzó escribiendo para el diario nacionalista Tribuna y de ahí pasó a las publicaciones oficialistas como El Líder y Democracia.
Esos trabajos le abrieron las puertas para llegar a medios como La Capital, La Opinión, Mayoría y Clarín, además de revistas como Todo es Historia y Caras y Caretas (esta última en la decada del 80). En 1949 fundó la revista de poesía Nombre, demostrando su faceta literaria.
El vínculo de Chávez con el peronismo fue profundo y prolongado. En 1950 conoció a Eva Perón, integrándose a su círculo cercano.
Tras el golpe de 1955 participó activamente en la Resistencia Peronista, enfrentando la dictadura del delincuente fallecido Pedro Eugenio Aramburu.
El 17 de noviembre de 1972 fue parte de la delegación que acompañó el regreso de Juan Domingo Perón a la Argentina.
Entre sus libros más destacados se encuentran "Civilización y barbarie en la historia de la cultura argentina"; "Alberdi y el mitrismo"; "Perón y el peronismo en la historia contemporánea", "Eva Perón sin mitos"; "El Pensamiento Nacional- breviario e itinerario"; "Vida y muerte de López Jordán" y "El peronismo visto por Víctor Frankl" para llegar a la admirable cifra de 46 obras publicadas.
Desde su enfoque revisionista cuestionó la versión oficial de la historia argentina.
En sus últimos años, Chávez continuó escribiendo y enseñando. Fue profesor en las universidades de Buenos Aires, La Plata y Lomas de Zamora, transmitiendo su visión crítica a nuevas generaciones.
En 2003 fue reconocido como Ciudadano Ilustre de Buenos Aires, un merecido homenaje a su incansable labor intelectual.
El 28 de mayo de 2006 falleció en Buenos Aires a causa de problemas cardíacos. Su partida dejó un vacío en el revisionismo histórico, pero su obra sigue vigente.
En tiempos donde la lectura pierde terreno frente a las redes sociales, la cultura de lo efímero y con poco sustento intelectual, la obra de Chávez sigue siendo necesaria.