Política
Entre paros, furia y celulares caros

Los gobernadores se le dan vuelta: el fueguino Melella arma guerra judicial contra Milei

La UOM paraliza las plantas y lanza un paro total: “Nos van a fundir en nombre del libre mercado”.

Gustavo Melella no aguanta más. El gobernador de Tierra del Fuego está que arde tras el anuncio de la eliminación de aranceles a la importación de celulares, medida que, según él, pone en jaque la economía de la isla, dinamita el régimen industrial vigente y le pasa por encima a los trabajadores. “Vamos a judicializarlo”, advirtió, furioso, luego de enterarse por los empresarios del decreto que le vuela las fábricas por el aire.

Pero eso no fue lo único. Además de denunciar el desprecio de la administración nacional, Melella apuntó directo a José Luis Espert y Federico Sturzenegger por sus declaraciones provocadoras: “Hablan desde el desconocimiento y con una violencia que es inaceptable”. No se quedó callado y devolvió con munición gruesa.

Mientras tanto, la UOM de Río Grande activó un paro por tiempo indeterminado y Oscar “el Zurdo” Martínez encendió todas las alarmas: “Esto es el principio del fin. Nos van a dejar en la calle a miles de trabajadores. Si no hay respuesta, no hay vuelta al laburo”.

Desde el otro lado del ring, Espert no tuvo piedad. “¿Caradura? ¿En serio decís que si no vendés celulares al doble de lo que valen en el mundo desaparece Tierra del Fuego?”, le respondió al gobernador. Después, le tiró con el manual libertario completo: “Tienen gas, puerto, turismo, pero prefieren hacer galpones y cobrar impuestos. No nos tomes por boludos”.

Sturzenegger, por su parte, se despachó en redes con una cadena de mensajes celebrando el fin del proteccionismo fueguino. “Es un gran paso. Tierra del Fuego podría ser mejor que Nueva Zelandia y la arruinamos con industria berreta”, lanzó. Y cerró con una comparación que prendió fuego las redes: “Es como hacer un parque industrial en Yellowstone”.

Melella no se achicó. Convocó a la CGT local, se alineó con la UOM, y dejó en claro que va a resistir con todas las herramientas posibles. “Acá no defendemos empresarios, defendemos trabajadores. Y no vamos a permitir que nos conviertan en zona de descarte”, dijo.

La batalla está abierta. La isla se planta. Nación avanza. Y en el medio, 6.700 puestos de trabajo que podrían pasar de soldar placas a hacer fila en la oficina de desempleo.

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