Un panorama de electivo de partidos intervenidos, el transversalismo oficialistas y versiones alternativas varias, hasta la duplicación de sellos y colores. Todo parece una gran feria barrial electoral, berreta y sin candidatos que puedan proyectarse más allá del vil acto de calentar una silla una vez por semana a cambio de 7 cifras.

No hace falta ni pegarle a ningún nombre propio porque ya vienen baqueteados de antaño. En este regreso de los muertos vivientes se pueden destacar solo uno, dos o máximo, tres personas; tal vez haya que rever la cuestión legal de los desdoblamientos electorales, para evitar que todo se transforme en una gran joda demasiado cara.

Está la izquierda, que con toda la fuerza reúne dos mil votos en toda la provincia, pero que igualmente toma la decisión de participar con 4 espacios (no es broma). Hasta el oficialismo provincial, coloca un sistema de colectoras multipista, contemplando cada color del espectro ideológico nacional y el kirchnerismo que intervino el PJ, ha de colocar en sus listas a honorables desconocidos.

Se encuentran facciones como Juntos por el cambio, el PRO y hasta una versión “liberal” macrista, o los libertarios blú cercanos a Grand Bourg o los libertarios oficiales cuyo lema de campaña es ser los originales para que no les curren votos en el interín. Todo hace caer el nivel del 11 de mayo a avernos nunca antes vistos.

De pronto, las elecciones provinciales 2025 se parecen al paseo culinario que Miguel Isa construyó en Juventud Antoniana: una fotocopia del mercado de pulgas más pobre jamás visto. Ir pasando de ventana en ventana es realmente desolador.

Y, así y todo, en poco más de 20 días, los salteños tendremos que enfrentar esa desagradable experiencia en vivo y en directo, desde un cuarto oscuro.

Las doñas de los barrios ya se aprestan para batir récords en curas del susto y tiradas de cuerito por intoxicación, habría que ir preparando los hospitales.

La locura es total y difícilmente esto pueda retrotraerse. Va a llevar mucho trabajo recuperar un atisbo de institucionalidad, de representatividad. Los salteños hemos logrado, en poco más de una década, destruir todos y cada uno de los mecanismos electorales.

Amerita, en primer término, dejar de currar con la estafa del famoso “voto electrónico” y migrar de una buena vez, a la Boleta Única de Papel, y en segundo término, arremangarse la camisa y comenzar a forjar nuevas dirigencias, a derecha e izquierda, que le den una nueva vida al fracaso de la oferta electoral salteña. Porque esto ya llego demasiado lejos… o como dirían los paisanos: “¡La casta está bandiada!”.

Simulacro de voto oficial: https://simulador.electoralsalta.gob.ar/#