Editorial
¿Cuándo se va a cortar el círculo?

Libertarios que esclavizan

Se repite la historia de la Argentina sometida. (Dibujo: NOVA)

Desde que inició su gestión, la maquinaria libertaria se viene manejando con un nivel de impunidad alarmante. Pero, ojo, con el Fondo Monetario Internacional no se jode. En el marco de un inminente y nuevo acuerdo, ya se sabe quién tiene las riendas del asunto. Aunque les pese.

Este dominio quedó expuesto tras las declaraciones del ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, cuando informó con el pecho inflado que habían solicitado un préstamo de 20 mil millones de dólares al organismo. Pedido que, por supuesto, estaría sujeto a aprobación. Y aunque la aspiración de Casa Rosada es recibir de entrada una muy generosa porción de la torta de dólares, a los insaciables enseguida les quitaron la cuchara de la mano.

Quien de inmediato bajó de la palmera al ministro fue la vocera del Fondo, Julie Kozack, al aclarar que "nuestro directorio ejecutivo determinará en última instancia el monto o el tamaño del programa”. Y detalló que los desembolsos se realizarán a cuentagotas, “pero el escalonamiento exacto y el tamaño de cada tramo también forman parte, por supuesto, de las conversaciones".

La ansiedad del Gobierno por acelerar los tiempos del pacto es evidente. Las elecciones de este año tienen al presidente Javier Milei sumamente inquieto y atormentado, en un contexto donde el drenaje de reservas del Banco Central ya se torna incontenible, como resultado de los manejos destinados a planchar a la divisa estadounidense. Al término de este mes, ya registra diez jornadas consecutivas de ventas netas en el mercado de cambios. Las operaciones de las últimas tres semanas muestran un saldo negativo que asciende a 1.700 millones de dólares. ¿Hasta cuándo se puede sostener esta quema indiscriminada de verdes?

Lejos de transmitir seguridad sobre medidas cambiarias que reviertan el resentimiento de los mercados y planificar un esquema de crecimiento que nos permita despegarnos del proveedor eterno, Milei sigue en su postura negacionista: “Acá la cuestión es que faltan pesos, no que faltan dólares. Hablar del tipo de cambio es irrelevante”, sentenció en una entrevista.

Los “obse” del superávit fiscal vienen insistiendo en que van a contar con la guita que necesitan y de ese modo mantener el dólar como está sin devaluar, pero los actores del mercado no apoyan esta postura. Tampoco el FMI, que de inmediato se ocupó de poner blanco sobre negro en un tweet, metiéndole un freno a las declaraciones del ministro favorito de Milei.

Es que Argentina cuenta con una pesada herencia en materia de préstamos y deudas. El mismo negociador que hoy se inmola por la causa libertaria sacrificó al país durante el macrismo, generando una deuda histórica. Y aún así, se encargan de perpetuar esta dependencia.

Por eso, en esta fase el organismo camina con extrema cautela frente a las declaraciones de quienes gobiernan un país cuya economía depende desesperadamente de su asistencia.

Ahora bien, ¿por qué el Gobierno insiste en no devaluar? Simplemente porque una devaluación llevaría a un aumento inflacionario, situación que repercutiría directamente en las urnas de cara a los próximos comicios legislativos.

Aunque el INDEC viene informando una curva de desaceleración de precios digna de análisis –dado el contraste con la realidad-, el electorado no come vidrio y sabe que estos números no se ven reflejados en sus bolsillos. Tampoco en las facturas de luz y gas, las cuotas de los colegios, los combustibles, los alimentos ni las prepagas. Ahí está el motivo de la caída del consumo que pretenden ocultar. Todos los meses hay subas, y en caso de devaluar, una nueva escalada inflacionaria complicaría seriamente los planes de La Libertad Avanza, cuyo único foco apunta a fines políticos: perpetuarse en el poder.

Cuidado que, el que juega con fuego, se termina quemando...

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