Militancia social desde CABA hacia Córdoba por intuición ambiental





Matías Grinbank hoy es una de las cabezas que dirige la Cooperativa de Trabajo y Recicladora Tukuy, un espacio de encuentro y producción que tiene la enorme y difícil tarea de ser, luego de la colaboración consciente en cada domicilio el engranaje que hace girar la rueda de la economía circular para que la única casa que nos da cobijo global la tierra siga existiendo.
Sin embargo, en el sendero de vida que describirá esta nueva edición de Perfiles Urbanos se encuentra el compromiso personal y emocional con lo más importante que cada ser humano tiene, su cuerpo, la salud que es el templo donde habitamos individualmente, ya que es pediatra desde hace más de 10 años.
Comenzando el relato, tal vez de su segundo renacer, Matías expresó "en el 2014 viajé a Córdoba, un mes antes había terminado de estudiar pediatría y al llegar entré en el hospital Sayago de Villa Carlos Paz, todo fue muy rápido, vine con mi compañera Vanesa y al año siguiente ya fui papá de Uma. Unos años después vino Aina, que hoy va al jardín".
Y continuó demostrando que tomó la decisión correcta en el momento oportuno, "pasó muy poco tiempo y se desocupó un consultorio en la única clínica privada que había en Tanti, donde sigo viviendo, así de rápido y fluido se dio todo".
Al buscar un punto de encuentro interno en su perfil humano, ya que este responsable afectivamente doctor, también militó en La Villa 31 en su adolescencia y respondió: "La pediatría no trabaja solo con el niño o niña, sino con toda la familia y el vínculo es permanente".
"No concibo mi profesión sin comprometerme totalmente porque para un padre tal vez no haya peor sensación que la angustia de tener a tu hijo enfermo, sí sucede un sábado o domingo no esperan al lunes para avisarte y yo estoy en pleno proceso de aprendizaje para seguir comprometiéndome sin daños personales", agregó.
Una difícil experiencia gráfica, su compromiso y profesionalismo pediátrico: "Tomás fue uno de mis pacientes que murió, yo terminé hasta yendo el velorio y ayudando económicamente en esa instancia, todavía no encontré un método para disociar y saber hasta dónde implicarme y hasta donde no".
"Tuvo un tumor y lo comencé a atender cuando hacía poco que había llegado a las sierras de Córdoba, luego de un año falleció y acompañé todo ese proceso, hoy casi 10 años después sigo sin encontrar una forma para no implicarme emocionalmente, ya que eso demandaría ser un robot y no un ser humano y no me parece el camino".
El doctor Grinbank más allá de atender de manera privada, también trabaja en el hospital Domingo Funes, el nosocomio regional más importante, y popular del Valle de Punilla.
Al consultarle sobre el histórico juicio por la muerte de bebés en el hospital neonatal provincial comentó: "Es durísimo y quiero aclarar que los neonatos son muy distintos a los niños, porque en mi caso los padres están siempre; sin embargo, para los bebés no, los primeros días solo dependen de los profesionales. Por eso son totalmente vulnerables y el poder de las personas mal utilizados como sucedió es gravísimo".
Dando vuelta a la página para retroceder en el tiempo a su vida en la ciudad de Buenos Aires, Matías explicó cómo nació su militancia social que hoy continúa no solo desde la medicina sino también en la Recicladora Tukuy.
"De adolescente hice lo que muchos suelen decidir para comenzar a militar y entrar en los barrios como el apoyo escolar, luego organicé durante 6 años campañas de vacunación en la Villa 31, siempre me atrajo ponerle el cuerpo a la militancia social".
Mati tiene 41 años y una hermana menor de 37 años y contó, profundizando su oratoria para expresar su pasión por la militancia, cómo nació el nombre de la recicladora referente del Valle de Punilla.
"Con mi hermano de la vida, Ariel, que todos conocen como el negro, encaramos ese hermoso proceso que hoy me genera nostalgia, Tukuy significa transformación, pero no nos referimos solo a modificar el destino de los residuos, sino también a transformar los hábitos humanos", afirmó.
Amante de la naturaleza desde que puso un pie en las sierras cordobesas detectó los altos niveles de contaminación y lo poco valorado del territorio: "Entre mates con el negro que también viene de la militancia en Buenos Aires y con nuestros hijos ya dejando de ser bebés luego de mucho tiempo diciéndonos, tenemos que hacer algo, nos miramos y surgió, hagamos una recicladora sin saber nada".
Aquellos comienzos fueron con precisión graficados por una anécdota: "Lo primero que se nos ocurrió fue armar juguetes de plástico para que usen los niños en las plazas, fuimos a La Calera a una recicladora para pedirle su experiencia y el dueño riéndose porque nosotros no teníamos idea y nos dijo, hace 17 años que tengo una recicladora y todavía no puedo salir del primer eslabón que es enfardar el plástico, él solo tenía esa máquina enfardadora".
Y una vez más la conexión espiritual con el momento presente apareció en el camino de este tenaz médico y militante con su luna en Capricornio: "Germán, un amigo nos ofreció una máquina enfardadora y con Ariel creíamos que nos estaba jodiendo, incrédulos, pero pasaron tres meses y él siempre no seguía diciendo, vengan a buscarla, hasta que caemos en que era cierto y fuimos. Esa misma máquina sigue funcionando sin descanso desde hace 4 años".
Sin embargo, con un gran trabajo a pulmón que continúa luego de 4 años de funcionamiento a principio del año pasado se dieron cuenta que poniendo de su bolsillo para la nafta y con sus vehículos privados la situación no traccionaba entonces se presentaron el Ministerio de Ambiente de la provincia y apareció una persona para recibirlos que sería quien les abriría las puertas para trabajar con varias comunas de Punilla, Pablo Rivero, director de ordenamiento territorial y referente del Movimiento Verde.
Luego de ese encuentro con Pablo Rivero, quien dejó una huella imborrable que continúa en el Valle de Calamuchita con cambios reales que siguen el modelo político europeo y en algunos casos nórdico, Matías explicó el cambio: "Ésa institucionalidad nos dio la posibilidad de trabajar desde principio del año pasado con varias comunas y municipios, por ejemplo hace poco salió de la recicladora un camión con 20 toneladas de vidrio".
Luego agregó: "Nuestro objetivo es limpiar todo el Valle de Punilla, lo que hacemos es una primera parte fundamental para que la rueda de la economía circular gire y nos apasiona sacar la basura del río, del aire y de la tierra en el lugar que amamos".
Juntando la raíz y el faro que motivó el comienzo y también es el sendero de su camino, concluyó: "La famosa falta de credibilidad en la clase política hizo que lleguemos a este punto, pero si no cuidamos la tierra en la que vivimos en el futuro vamos a tener que ir a vivir a la Luna con Elonk Musk, yo confío en que hay mucha gente consciente que aporta su granito de arena y no creo que a nadie le importe la situación social, política y ambiental".
Acercándonos al final de esta magnífica historia de perseverancia y militancia, Matías Grinbank argumentó por qué es quién es y actúa en consecuencia a su sentir: "Cuidar a los vulnerables me apasiona y motiva, no creo en el sálvese quien pueda y soy un ferviente defensor de que el estado tiene que ser responsable de cambiar trascendentalmente esta parte de la realidad".
"Con amigos cuando dialogamos y en las asambleas de la Cooperativa de Trabajo y Recicladora Tukuy nos dimos cuenta antes y cada vez más que mientras caminamos este proceso que debemos hacer algo con todo ese enojo y bronca que nos produce el descontento social y la falta de capacidad de algunos políticos por eso hacemos algo para intentar que la situación cambie", comentó.
De esta manera llegamos al final de una nueva edición de Perfiles Urbanos NOVA y no es igual que cualquier domingo porque este humilde servidor que escribe también se siente atravesado por los mismos sentires e intenta caminar con una coherencia social similar al ejemplo de militancia del profesional de la salud que nos deja una gran semilla en la conciencia y también una chispa para accionar en el corazón. Cómo dicen los Tukuy, a la tierra la cuidamos entre todos.