Tan notoria es la caída de la economía que ningún diario pudo escapar de poner la noticia en tapa. Esta semana se conoció un informe del INDEC según el cual el Producto Bruto Interno se desplomó un 5,1 por ciento en el primer trimestre de este año. Los números que explican el derrumbe son, verdaderamente, escalofriantes. El consumo se achicó, privado (-2,6 por ciento) y público (-0,8 por ciento). La inversión, 12,6 por ciento; las Importaciones, 12,1 por ciento. Comparados los indicadores actuales con el mismo trimestre de 2023, los números son aún peores: Consumo privado (-6,7 por ciento), Consumo público (-5 por ciento), Inversión (-23,4 por ciento) y las Importaciones (-20,1 por ciento). Por eso es que no estaría siendo claro el presidente en ese punto de crecimiento económico con y sin dinero.

Los rubros más castigados en la comparación internacional fueron la Construcción (19,7 por ciento), la Industria manufacturera (13,7 por ciento) y la Intermediación financiera (13 por ciento). Por su parte el Comercio mayorista y minorista se desplomó en el orden del 8,7 por ciento. El desplome también alcanzó a Electricidad, gas y agua (-2,2%), Hoteles y restaurantes (-1,7 por ciento), Transporte, almacenamiento y comunicaciones (1,1 por ciento), Actividades inmobiliarias, empresariales y de alquiler (-1,6 por ciento), Actividades de servicios comunitarias, sociales y personales (1,9 por ciento) y Hogares privados con servicio doméstico (-1,9 por ciento).

El informe del INDEC confirma que la economía argentina se encuentra oficialmente en recesión. Por otra parte los pronósticos sobre lo que pasará con la economía durante el primer año de gobierno libertario es una contracción del 3,5 por ciento, según las proyecciones del Fondo Monetario Internacional, el consumo caerá fuertemente (11,3 por ciento); la inversión haría lo propio, en el orden del 21,8 por ciento y el aumento del desempleo se ubicaría en el 8,2 por ciento.

Justamente este último punto está empezando a ser una de las más importantes preocupaciones de los trabajadores argentinos. La semana pasada se supo que la desocupación pasó del 5,7 por ciento registrado en el último trimestre de 2023, al 7,7 por ciento en los primeros tres meses de gobierno libertario. El segmento etario más afectado por la destrucción del empleo fueron los jóvenes, que fueron decisivos para el triunfo de Milei. Para ponerlo en números: hay 415.900 personas que a fin del año pasado tenían trabajo y que ahora no lo tienen. Esta cifra alcanza para llenar cinco veces la cancha de River.

Los números de la economía mileista no pueden ser atribuidos a factores condicionantes como una guerra civil, una ocupación del país por parte de una potencia extranjera, una catástrofe natural, o una pandemia. Son mérito del programa que viene aplicando desde el día de su asunción. Tal como lo anticipó Scalabrini Ortiz, cuando algo no se entiende es porque hay gato encerrado, pero este país, y este Gobierno dan para todo. A pesar de los números -verdaderamente horribles- del primer trimestre, el presidente Milei se postula para recibir el Premio Nobel de Economía. Parafraseando al gran Tato Bores, esto sería un chiste, si no fuera una joda grande como una casa...