
Por Gustavo Zandonadi, de la redacción de NOVA
El 31 de enero de 1813 comenzó a sesionar la Asamblea del XIII, también conocida como Asamblea General Constituyente, convocada por el Segundo Triunvirato con el fin de declarar la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata y redactar una Constitución. No cumplió sus objetivos, pero fue un primer espacio de representación popular y de debate sobre el destino de la patria.
Orígenes
Desde 1810 que estaba dando vueltas en las esferas del nuevo poder rioplatense la idea de convocar una asamblea de que trajera a la otrora capital virreinal, la voz de los pueblos del interior con el objetivo de ejercer la soberanía popular. En tiempos de poder ejecutivo colegiado, el Segundo Triunvirato convocó a las provincias a enviar diputados a Buenos Aires para conformar un foro común.
El 5 de marzo de 1813 la Asamblea rechazó la incorporación de los diputados orientales, elegidos en el Congreso de Tres Cruces, bajo influencia de José Gervasio Artigas. El pretexto de las autoridades de la Asamblea fue una supuesta irregularidad en el proceso de elección de los representantes artiguistas.
La historiografía uruguaya considera que el verdadero motivo del desaire porteño fue que los orientales llegaron con instrucciones de Artigas para pugnar por una declaración de independencia y organizar al nuevo país bajo una forma de gobierno federal. La decisión de la Asamblea no hizo más que deteriorar las relaciones de Buenos Aires con Artigas.
Objetivos sin cumplir, pero no tanto
La Asamblea no pudo hacer lo que el Congreso de Tucumán sí pudo años después, debido a las tensiones internas entre los diputados y las presiones externas de las potencias europeas. No obstante, la asamblea no fue un fracaso, ya que estableció una serie de reformas que sentaron las bases para la futura organización nacional. Entre ellas, se destacan:
• La eliminación de la imagen de Fernando VII de las monedas y documentos oficiales, y la adopción de la escarapela celeste y blanca como símbolo patrio.
• La declaración del principio de la soberanía del pueblo, que implicaba el reconocimiento de la legitimidad de la revolución de Mayo y el rechazo a la autoridad de las Cortes de Cádiz.
• La supresión de los títulos de nobleza, la Inquisición, la tortura y el tributo indígena, como medidas tendientes a abolir los vestigios del antiguo régimen colonial.
• La libertad de vientres, que otorgaba la condición de libres a los hijos de esclavos nacidos en el territorio nacional, y la libertad de prensa, que garantizaba el derecho a la expresión y la difusión de las ideas.
• La composición de un himno nacional, que fue encargada al poeta Vicente López y Planes y al músico Blas Parera, y que se estrenó el 14 de mayo de 1813 en la Casa de la Opera.
Estas medidas fueron un paso al frente en el proceso de construcción de la identidad nacional y la ciudadanía. La Asamblea del XIII fue el primer intento de dotar de un marco jurídico y político a las Provincias Unidas, que recién lograrían su emancipación definitiva en 1816, con la declaración de la independencia en el Congreso de Tucumán, y su organización constitucional en 1853, con la sanción de la Constitución Nacional.