Los sorprendentes medios de supervivencia del General Perón en el exilio









Por Diego Mazzieri, abogado, profesor de historia, investigador y ensayista, especial para NOVA
El 16 de septiembre de 1955, se exterioriza el pronunciamiento militar que configura el tercer golpe de estado de la historia argentina.
Cuatro días después, los golpistas aceptan la renuncia del Presidente Constitucional Teniente General Juan Domingo Perón, quien había asumido su segundo mandato tras vencer en la fórmula más sufragada porcentualmente en la historia democrática nacional (63,51 por ciento).
El 3 de octubre venidero, el General Perón emprende su exilio, ayudado por el gobierno del hermano pueblo paraguayo, quien acude al rescate y posterior asilo de su ciudadano ilustre y General de sus ejércitos (Perón fue honrado con los títulos de ciudadano paraguayo y de General de sus ejércitos en agradecimiento a la devolución de los trofeos de la guerra de la Triple Alianza).
La propaganda golpista y antiperonista, inmediatamente comenzó a esgrimir como bandera la investigación de la “corrupción desenfrenada del gobierno derrocado”. Todo el andamiaje de la prensa post golpista, se iba a centrar en historias relativas a que Perón “se había escapado del país con un enorme tesoro”.
Como las cantidades fugadas que le adjudicaban eran imposibles que se hayan transportado en un hidroavión, la prensa comenzó a especular que el General tenía millones de dólares depositados en cuentas del exterior (se sindicaban supuestos 700 millones de dólares).
En la nota anterior, vimos cómo incluso se intentó hacerle creer a la opinión pública que el derrocado Presidente se iría a vivir a un castillo de Suiza con la supuesta amante María Luisa Terán de Weiss. (Ver link: https://www.agencianova.com/nota.asp?n=2023_11_5&id=131777&id_tiponota=81)
Lo cierto es que la verdad como la única realidad de Perón, era que el sexagenario exiliado tenía dinero consigo apenas para sobrevivir unos pocos meses, en una vida caracterizada por el clásico “rebusque” argentino.
Al comienzo del exilio, el gobierno usurpador de las instituciones coreaba que Perón llevaba consigo una fortuna de 700 millones de dólares. El General depuesto, dejó que ese rumor corriera porque donde ello le facilitaba su derrotero por varias naciones; con Presidentes que especulaban con receptar ese supuesto tesoro en sus bancos. Escribía Perón a su amigo Ricardo Gayol en marzo de 1956 desde Panamá: “… Cuando hablan de setecientos millones de dólares me causa pena, porque si los tuviera los compraban a todos los que me combaten con el diez por ciento de ese dinero. Pero como al contrario, no tenemos nada, tenemos que hacer equilibrios. Algún día la verdad se abrirá paso y estos miserables quedarán como lo que son: unos inmundos calumniadores y nada más”.
Varios testimonios lo demuestran el estado de necesidad del General. Ejemplo de ello, fueron las declaraciones de Raúl Bustos Fierro, quien en su libro “Desde Perón hasta Onganía”, aseveró que vio al General Perón vivir en Colón en estado de “leprosidad”.
Emilio Perina, en “Detrás de la Crisis”, confesó en tal sentido que Perón sobrevivía en Centro América en una “pobreza desoladora”.
Así también, el periodista Enrique Oliva testimonió en 2008 al autor, que Perón sobrevivía de las gentilezas de sus amigos, principalmente de su amigo Ricardo Gayol, quien le enviaba algún “refuerzo de no más de 500 dólares mensuales y a veces no consecutivos”.
Ese estado de carencias y necesidades que contrastaban con las acusaciones del gobierno de facto de 1955; fue principalmente ratificado a quien escribe por la propia Sra. María Estela de Perón al autor, quien en una conversación telefónica me testimonió que cuando conoció a quien seis años después sería su flamante esposo, estaba con muchos menesteres básicos.
La tercera esposa del General Perón, testimonia que en los comienzos el General racionaba alimentos y bebidas, porque si bien tenía un dinero que llevaba consigo, “para comienzos de 1956 era una certeza que el mismo en algún momento muy próximo se acabaría. Había que “estirar” lo que más se pudiese. En tal sentido, Perón se alimentaba apenas de algún churrasco que racionaba; y a veces incluso solo de papa hervida”.
Se lo puede ver al General Perón en muchas fotografías en Panamá y Venezuela llevando consigo un portafolios negro. Todo el séquito que oportunamente rodeó a Perón en el exilio (aun incluso quien luego deviniera en enemigo personal como ser Rodolfo “Martincho” Martínez), dan cuenta que en dicho pequeño cartapacio Perón trasladaba el poco dinero que había logrado llevar desde Argentina (entre 50 mil y 70 mil dólares).
Enrique Oliva, recordaba muy bien a Isabelita alegar algunas noches estar indispuesta y no tener apetito, “como la madre que le dice a sus hijos no tener hambre por dolor de panza para que la ración alcance más para ellos sin generar culpa en los pequeños comensales”. El periodista, rescataba sobremanera estas nobles conductas de Isabelita a quien, contrario sensu, el gorilaje y muchos intrigantes dentro del peronismo tuvieron la osadía de haberla presentado como a una “arribista interesada”.
La primera fotografía que existe entre María Estela y Juan Perón (archivo del autor), retrata justamente a Isabelita cocinándole a su compañero fideos en una olla. Dicho documento algo averiado por pasos de tiempo y humedad, da cuenta de la alegría recíproca de una pareja aun en los avatares de las incertidumbres económicas.
En marzo de 1956, Perón le envía una misiva a su amigo Gayol, en la que entre otras cosas le dice que la vida en Panamá era “cara y mala”, y le agradece los envíos periódicos de 500 dólares mensuales (1500 trimestrales). Escribía Perón: “Lo importante es pasar esta etapa de la vida en que la estrechez nos hará ver nuestra propia imprevisión.” Parte de ese dinero, Perón luego lo devolvía en parte a través de enviados a Paraguay.
Uno de los mayores leales con que contaron Perón e Isabelita, fue el mayor Pablo Vicente, quien sobre la vida de Perón en Caracas, testimoniaba: “Era tan difícil la situación económica de Perón”, que nosotros habíamos convertido los dos dormitorios para dormir en el living. Recibíamos gente que venía a visitar a Perón en el comedor, porque lo habíamos convertido en oficina. Era un ambiente que lo separábamos con una cortina de tela que la corríamos y almorzábamos y cenábamos allí… Eran comidas bastante modestas y tomábamos vino nada más que los domingos, un vasito cada uno, porque había que medirse hasta el vino porque no había plata.”
El actor Carlos José Pérez de la Riestra, más conocido como “Charlo”, esposo de la actriz Rosa Herminia Gómez, más conocida como “Sabina Olmos”, aseveró también en 1960 antes del estreno de la película “Pesadilla”, que el General Perón vivía su exilio con “una honradez digna de monje, disimulando con franca sonrisa las necesidades económicas por las que atravesaba”.
Perón tuvo una mayor tranquilidad económica cuando arriba a República Dominicana en 1958. El General Rafael Leónidas Trujillo, enterado de las necesidades del recién arribado General Perón, le envía una “ayuda” de 25 mil dólares, e incluso realiza un negocio de compra de caballos de pura sangre a Jorge Antonio, para que cierta parte del dinero sea entregado a su “viejo amigo el General Perón”.
En 1958, Rogelio Frigerio le remite a Perón dinero que le permitiese vivir con mayor tranquilidad. Este dinero fue utilizado años más tarde en su mayoría para la compra de un terreno en Puerta de Hierro, España; donde se erigió la residencia que Perón bautizara con el nombre de “Quinta 17 de octubre”.
Los tribunales del prevaricato, y las Comisiones de la partialidad, la parcialidad y dependencia
Mientras tanto en la Argentina post Revolución Libertadora, la proscripción de Perón iba acompañada de una campaña difamatoria vinculada a la imputación de “desenfrenada corrupción del gobierno derrocado”.
Cualquier desprevenido, puede decir que la situación de pobreza descrita anteriormente pudo haber sido consecuencia directa de haber sido desposeído Perón de bienes mal habidos.
Pero la realidad es otra: inmediatamente asumido el gobierno del General Eduardo Lonardi, las contradicciones del nacionalismo católico golpista se hacían evidentes: si bien el “lonardismo” se presentaba como revisionista histórico y apologéticos del rosismo, a la hora de imputarlo a Perón como “infame traidor a la Patria”, se lo hacía con el mismo mote que otrora se le sindicó a Juan Manuel de Rosas: “el tirano prófugo”.
La nueva política del gobierno de facto, establecían que para Perón cabían medidas similares a las aplicadas contra Juan Manuel de Rosas, al producirse su caída en Caseros.
Al exiliado en Southampton en 1852; se le habían expropiado sus campos y propiedades, y había sido sometido a un proceso político que lo declaró traidor a la Patria, y lo condenó a muerte, argumentándose que “los graves delitos, la corrupción, la impostura y la hipocresía, habían sido elementos constitutivos de su sistema político”. Años después, Manuelita Rosas, ganaría todos los juicios contra el estado argentino por los bienes tomados ilegítimamente.
Palmaria contradicción la de un gobierno de facto cuasi totalitario, que acusaba al gobierno constitucional con más respaldo porcentual de sufragios de toda la historia argentina de haberse arrogado la suma del poder público y las facultades extraordinarias.
Primeramente, se creó un “Tribunal Superior de Honor del Ejército” para juzgar al Teniente General Perón in absentia, aun sin imputársele todos los cargos por los que finalmente fuera condenado, violándose notoriamente el principio de congruencia. La sentencia fue expedita, y se dictó el 27/10/1955 con la firma de los Tenientes Generales Carlos von der Becker, Juan Carlo Bassi, Victor Jaime Majó, Juan Carlos Sanguinetti y Basilio D. Pertiné.
Coetáneamente se creó también la Comisión Nacional de Investigaciones, al mando real del Almirante Isaac Rojas y formalmente del Contraalmirante RA Leonardo Mc. Lean, y de las que derivaban la Junta Nacional de Recuperación Patrimonial y la Fiscalía Nacional de Recuperación Patrimonial.
Estas comisiones cometieron absolutas ilegalidades que tornaban todo su desarrollo en nulo de nulidad absoluta.
Perón intentó defenderse mediante la experticia del abogado Dr. Isidoro Ventura Mayoral quien fundó uno a uno la legitimidad de los bienes inmuebles y mobiliarios del General exiliado. No obstante, la Cámara Nacional de Apelaciones y la Corte Suprema de Justicia de la Nación, va de suyo que con jueces designados por los golpistas, dictaron sentencias firmes que desposeían a Perón de todos sus bienes.
Aun con semejantes aberraciones jurídicas al decir del Dr. Vera Vallejos, Perón ni siquiera fue comprendido en la ley de Amnistía 14.436 de mayo de 1958 dictada por Arturo Frondizi.
Las comisiones de investigaciones fueron un malabar cirquero de los antiperonistas. De 15.000 expedientes, solo el 2 por ciento llegaron a ámbitos jurisdiccionales y ninguno por ante jueces naturales sino en su mayoría impuestos por el gobierno de facto.
Perón desde el exilio respondía a las imputaciones de corrupción: “poseo una casa en Buenos Aires, que pertenecía a mi Señora, construida antes de que yo fuera elegido por primera vez. Tengo también una quinta en el pueblo de San Vicente, que compré siendo coronel. Poseo además los bienes que por la testamentaria de mi señora me corresponden y que consisten en los derechos de autor del libro “La Razón de Mi Vida”, traducido y publicado en numerosos idiomas en todo el mundo, y en un legado que don Alberto Dodero hizo en su testamento a favor de Eva Perón (…) Las investigaciones me tienen sin cuidado, porque si se hacen bien, probarán mi absoluta honradez y, si se hacen mal, serán viles calumnias como las que se lanzan hoy sin investigar seriamente nada (…). Yo me pregunto en cambio, ¿por qué en vez de lanzar tanta infamia, no dan justicia a las investigaciones? ¿Qué valor puede tener lo que se investiga fuera de la órbita de los jueces naturales, cuando la constitución lo prohíbe expresamente”? (Declaraciones en Times, 5/10/55).
El proceso judicial por estupro contra Perón por el Asunto “Nelly Rivas”, fue fundado en un expediente parcialmente fraguado y con alteraciones de las expresiones de las declaraciones testimoniales. Nelly, acudió en supuestas confesiones del presumido idilio, luego de desposarse con un ex funcionario de la embajada de EE.UU a quienes se le adjudicaban conexiones con la CIA.
Por su parte, las demás comisiones estaban reguladas por el decreto 479/55 y en la mayoría de los casos todo terminaba en ámbitos administrativos más no jurisdiccionales. Esto servía como base para fundar el pasquín golpista editado por Julio Noé: “el libro negro de la segunda tiranía”.
La propia Alicia Moreau de Justo llegó a declarar en un ataque de severa honestidad y franqueza, no haber encontrado un solo centavo de malversación de caudales públicos o desfalcos en la investigación contra la Fundación de Ayuda Social Eva Perón, cosa que no podía asegurar de los miembros de la propia comisión que ella integraba.
Los “rebusques” de Perón en el exilio
Contra lo que algún sector antiperonista o desprevenido de la sociedad podía suponer, Perón vivía su exilio de una forma muy austera.
Y enumerar los rebusques criollos al que el General acudía pueden causar llamativas sorpresas. A modo ilustrativo se enumeran las siguientes:
El General, para recaudar el dinero y como parte de los negocios esporádicos que le permitían sortear las necesidades económicas en su estadía española, montó con la ayuda de su esposa y de su secretario López Rega, un stand de productos argentinos en la Feria de Abril en Sevilla, un lugar estratégico de paso turístico y un restaurante llamado “Rancho Criollo”, el cual contaba con un cuadro artístico de Norma Beatriz López Rega, y con una escultura de una reconocida artista argentina.
Pronto logró recabar la mayor parte del dinero para las reparaciones de la residencia y para solventar los gastos diarios.
Cuentan los habitantes de Puerta de Hierro, que la vida de los Perón en algunas ocasiones fue muy austera. Mantener la quinta “17 de Octubre” en Puerta de Hierro, tenía un costo.
Existían empleados “cama adentro”, más los habitantes cotidianos y el sinnúmero de visitantes que pasaban por la quinta y a quienes había que convidarles con algo por reglas de cortesía, tenía su precio y costo.
Incluso muchos de los visitantes se quedaban unos días o en la quinta o en un hotel cercano. El militante justicialista Rodolfo “Colorado” Di Marco relataba que cierta vez acompañó al General, a su esposa y a su secretario a hacer compras al supermercado “Aurerra” y que los vio comparar los precios confirmando la austeridad con la que se manejaban.
En ese contexto, Di Marco recordó que en aquella ocasión el verdulero les ofreció dos tipos de papa, una más costosa y otra más barata. Perón preguntó con curiosidad cuál era la diferencia entre una y otra y el vendedor les habló de la calidad. El General finalmente con una socarrona sonrisa en su cara, optó por la más barata, justificándose con que “esta también es papa”. Todos rieron.
La ex primera dama Norma López Rega, también rememora cómo ella misma vio al General y a Isabelita, pagar a veces con cupones en los supermercados, o dubitar entre productos según los precios.
El periodista y escribano Jorge Conti testimonió al autor que le consta por el embajador Faysal Noufuri que hasta la familia Al’Sabaah en algunas ocasiones le envió ayuda económica al exiliado general argentino. También hizo lo propio Muammar Kadaffi en el año 1971, según relataba por entonces la revista “Esto Es”.
Los medios de supervivencia de los Perón han sido de lo más insólitos. Podemos mencionar como ejemplo la publicación de la revista “Consumo Popular”, que se imprimía en Madrid y en la que Perón escribía sobre historia militar y bélica, López Rega sobre temas de filosofía oriental e Isabel sobre recetas de cocina, bajo el seudónimo de MAESMA.
La revista despertaba interés en los madrileños y con eso se recaudaba algún dinero. La sección que escribía María Estela se titulaba “De mujer a mujer”. En el extremo superior de cada publicación, se podía ver la imagen de una señorita con un gorro, con facciones muy similares a la de Isabelita.
Incluso Perón para obtener dos mil dólares llegó a hacer publicidad a un tónico llamado “Pertónico” tras el cual cobró 1500 dólares. En la imagen se lo puede ver al General muy contento, jovial y sonriente. Así también, se vendían productos varios, como chocolates y zapatos. Carlos Spadone inventará tras ello ulteriormente, mitos sumamente oscurantistas relacionados con historias de brujerías, chamanes y otras sandeces.
Siempre se ha dicho que los empresarios Carlos Spadone y Jorge Antonio contribuían económicamente con los Perón. Años después ambos se distanciaron y comenzaron a escribir pasquines o a dar notas contra la Señora de Perón y el secretario López Rega.
Fueron ellos quienes tejieron las mayores historias oscurantistas sobre las supuestas relaciones “esotéricas” entre Isabel y el secretario privado, como vendetta por el alejamiento de Perón. Para justificar la decisión del General, no cabía otra que inventar el que estaba “entornado” por su señora y por su secretario. Así lo hicieron.
Todo deviene de viejos resquemores cuando el general Perón los aleja porque estos, más que hacer negocios para ayudarlo en el exilio, lucraban utilizando su figura.
La prueba está en que en el tercer gobierno del justicialismo, ninguno ocupó cargo alguno y el propio General jamás los convocó. Hacia fines de los años ’60, Spadone había creado unas sociedades anónimas cuya razón social eran Gartex S.A. y Termun S.A.
Tras varias desinteligencias, extraños manejos y/o por descubrirse que Spadone les cobraba a periodistas para conseguir notas con Perón, el General ordenó que las empresas sean transferidas en un 100% a nombre de su secretario privado.
De allí vinieron los viejos enojos que derivaron en cuantiosas patrañas inventadas por los empresarios contra los Perón. El 30 de octubre de 1969, por orden de Perón, Spadone debió cederle el 100% de las acciones a López Rega, y la prueba de ello se conserva en la escritura Nº 2772 ante la notaría de Lamberto García Atance.
El 1 de febrero de 1972 Perón le escribía a su secretario privado José López Rega: “… Querido López (…) Con referencia a Spadone me parece que usted ha procedido muy bien. Ahora que le hemos dado la segunda chance y ha vuelto a fracasar, es cuestión que no le demos nada en el futuro. Creo que proceder para con él ha sido absoluta corrección y debe estarle agradecido, pero ya sabemos que no sirve. En el futuro hay que irlo descartando poco a poco. Los vivos se pueden utilizar cuando están al servicio de la causa, no cuando están solo a su propio servicio. Me parece excelente la idea de encargarle a Tulio el asunto de la revista…”
La revista a la que hace referencia la misiva era nada más y nada menos que “Las Bases”, órgano oficial del Movimiento Nacional Peronista. La misma desde 1971 comenzaba a dar extraordinarios réditos que ayudaban sobremanera a la economía familiar de los Perón y a cuestiones logísticas del Comando Superior y del Táctico (sólo del primer ejemplar se vendieron en menos de dos días más de 50.000 ejemplares).
Perón se disgusta con los empresarios porque vislumbró y concluyó que hacían negocios para sí utilizando su propia figura. Por ejemplo, el General se disgusta sobremanera con Jorge Antonio, cuando se entera por tres personas distintas, en diferentes momentos, que este les cobraba a algunas personas para poder tener un encuentro con el General en Puerta de Hierro, como así también, vendía notas a varias agencias periodísticas con absoluto desconocimiento del dueño de la Quinta 17 de octubre.
Por su parte, no menos cierto es que las fotografías de la época no muestran ni al General ni a Isabelita con gran variedad de vestimentas, sino con mismas ropas y muestras de austeridad.
El vestido de casamiento de Isabelita, era sumamente sencillo.
Así también, las mesas de almuerzos, cenas o ágapes, siempre se vislumbraban en las fotografías muy modestas y sencillas.
Recién en 1973, por ley 20.530/73 el Congreso de la Nación sanciona la legislación mediante la cual se le restituyen los bienes ilegítimamente expropiados a Perón durante 18 años, y se lo indemniza por la muerte civil a la que fuera sometido.
El antiperonismo, dirá que tal salida fue política, y que Perón nunca pudo justificar los bienes que poseía.
No obstante, las comisiones del Congreso tuvieron en cuenta 18 años después, las alegaciones realizadas por la defensa de Perón que otrora habían sido campanas de palo. Sin contar con que oportunamente invirtieron la carga de la prueba aun en ausencia del imputado.
La legitimidad de la posesión de los bienes del General Perón, están descritas nada más y nada menos que en su testamento signado en 1968; en favor de su heredera doña María Estela Martínez de Perón, documento inédito publicado en la tercera edición de la biografía autorizada de la expresidente, titulada “Isabel: María Estela Martínez por siempre de Perón”, autoría de quien escribe.
La indemnización a Perón, luego sería absolutamente robada por el Dr. Julio Arriola, quien despoja de dicha herencia a Isabelita mediante un ardid en la que se hace de dichas sumas abusando un poder general otorgado, mientras la viuda del General Perón estaba injustamente privada de su libertad por más de seis años luego del golpe de 1976.
La actual vida de Isabelita en las afueras de Madrid, es condescendiente con esa austeridad que caracterizara a su esposo y a ella misma toda su vida, pudiendo dar testimonio fidedigno el autor de esta nota quien ha tenido el honor de conocer su pequeño chalet de clase media madrileño adquirido mediante una hipoteca, en donde habita y pasa sus días en un estado de vida cuasi monacal de religiosidad y sosiego.
Al igual que a su marido, la Señora Perón fue despojada luego de 1976 de prácticamente todo su patrimonio: no solo le robaron la indemnización otorgada a su esposo, sino también que fue desposeída en tres hechos delictivos, de todo el patrimonio mobiliario, documental y fotográfico de su marido.
Y al igual que el General Perón debió padecer en vida la profanación del cadáver de su segunda esposa, María Estela de Perón sufrió también el impune y aberrante acto de sacrilegio contra las manos del cuerpo de su marido primero, en 1987; y luego en 2007; en donde al cuerpo del General se le cercenaron clavícula y fémur en busca de un ADN ordenado por una inane juez nacional en lo civil de cuyo nombre es preferible no acordarse.
No obstante, en un sector de la mitomanía argentina, aún queda en el vox populi todo lo inventado en el “Libro Negro de la Segunda Tiranía”; con expresiones actuales de un isaacrojismo que se creía extinto, pero que sin embargo perdura.
No obstante, la única verdad de la historia continúa siendo la realidad, sin ucronías.