Gremiales
Querían a alguien de los suyos

En la CGT están calientes como una pipa por la designación de Kelly Olmos

En la GCT están que trinan por lo que consideran un nuevo desplante de Alberto Fernández al designar a la nueva minsitra de Trabajo: Raquel "Kelly" Olmos. (Dibujo: NOVA)

Mucha sorpresa y otra vez la sensación de ninguneo. Esa fue la reacción casi calcada entre los diferentes sectores sindicales que se reparten el poder en la conducción de la CGT ante la designación este lunes de la dirigente Raquel "Kelly" Olmos al frente del Ministerio de Trabajo, dando un cierre a la disputa abierta entre las diversas corrientes del oficialismo por la sucesión de Claudio Moroni.

El destino del malestar gremial no era el nombre de la nueva ministra, sino nuevamente la forma en que el presidente Alberto Fernández resolvió la designación de un área clave para los intereses sindicales y en medio del proceso de revisión masiva de paritarias frente a una inflación que se estima por encima del 100 por ciento anual. "No nos llaman ni para poner al portero", resumió con bronca y algo de resignación un importante dirigente de la CGT tras los cambios en el gabinete nacional.

A sugerencia de algunos de sus colaboradores más directos, el Presidente definió el nombramiento durante la mañana de este lunes y nunca consultó la opinión de la jefatura cegetista, que en la intimidad reprochó el gesto del mandatario y recién se anotició del desembarco de Olmos al frente de la cartera laboral media hora antes del comunicado oficial que difundió la Casa Rosada.

"A esta altura era previsible", se quejó otro cacique de la central obrera ya acostumbrado a ciertas actitudes del Presidente pese al vínculo estrecho que consolidó con la dirigencia sindical desde su llegada al poder. La referencia hizo ruido en los pasillos de Azopardo al 800, donde desde hace tiempo se acumulan algunas voces críticas que advierten que es escasa la ganancia sindical por su encolumnamiento con la Casa Rosada.

Querían a uno de los suyos…

Apenas en la central se enteraron el fin de semana de la salida de Moroni (una decisión que varios dirigentes de diálogo fluido con el funcionario conocían hace meses) no perdieron el tiempo e hicieron llegar informalmente al Gobierno sus propuestas para definir la sucesión.

Desde algunos de los sectores mayoritarios de la conducción blanquearon su apuesta para dar continuidad a la gestión de Moroni con el ascenso del secretario de Trabajo, Marcelo Bellotti, en paralelo a la iniciativa de otro grupo para nominar a Marta Pujadas, la histórica abogada de Gerardo Martínez en la Uocra, para asumir el reemplazo. En el medio también jugó el moyanismo auspiciando la llegada a Trabajo de Julián Domínguez, de fuertes lazos con el sector.

Tantas cartas -razonaban en la tarde del lunes en la CGT a modo de mea culpa- podría haber jugado en contra de las pretensiones sindicales.

Alberto Fernández desistió de avanzar en el sentido de un gesto a sus aliados sindicales y optó por escuchar la sugerencia del nombre de Kelly Olmos que, según fuentes del oficialismo, le acercaron el vicejefe de gabinete, Juan Manuel Olmos (que no tiene vínculo familiar con la nueva funcionaria), y el canciller Santiago Cafiero. Justamente Juan Manuel Olmos, Moroni y otros funcionarios, como el secretario Julio Vitobello, se ocuparon de informar la elección a los gremialistas un rato antes de la comunicación formal de Presidencia.

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