Arde la interna del PRO: Rodríguez Larreta tiene miedo de que el gato se convierta en puma

Su proyecto presidencial se le está haciendo cuesta arriba a Horacio Rodríguez Larreta. Las declaraciones de Mauricio Macri del pasado domingo en el programa de Luis Majul, donde lo colocó en un plano de igualdad con otros dos precandidatos del PRO -Patricia Bullrich y María Eugenia Vidal-, aunque descalificándolo un tanto por su propensión “dialoguista”, le obligan a duplicar sus esfuerzos para tratar de recuperar el favor de su antiguo jefe. Y es que Macri ha conseguido ubicarse en una posición estratégica, como árbitro interno, mientras define si competirá o no para jugar su “Segundo Tiempo”, a sabiendas de que él o quien él indique será el triunfador indiscutido de una eventual interna partidaria.
Por esta razón, el alcalde porteño ha radicalizado su discurso, tratando de aparecer como un “halcón”, mientras que los sectores más duros de su agrupación lo siguen viendo como una “paloma” camuflada.
Diálogo o firmeza, la interna entre Larreta y Macri.
— El Destape (@eldestapeweb) September 20, 2022
✍️Por @PellizaCarlahttps://t.co/cnA9UB0kqy
En este afán por lograr el apoyo del jefe partidario, Rodríguez Larreta opinó sobre los autores materiales del intento de magnicidio sobre Cristina Fernández, replicando la interpretación de Macri. En tanto que el ex presidente había responsabilizado a “un grupo de loquitos”, el alcalde porteño afirmó que se trataba de “personajes muy particulares”.
Aún cuando los avances en la investigación revelaron indicios de la existencia de una red de planificación del atentado, Rodríguez Larreta salió a lamentar la “oportunidad perdida” de unificar posturas sobre lo sucedido, al acusar a la oposición como responsable intelectual, e incluso material, del atentado.
“Es cierto que, por lo menos de lo que se recoge de los medios, los involucrados son personajes muy particulares”, pero a su juicio –como en el de Macri- nada parece demostrar que hayan cumplido con un “encargo”, inducción o financiamiento político. Claro está que, entre los medios que parece consultar Rodríguez Larreta, no figuran los opositores y, ni siquiera, La Nación +, donde Carlos Pagni ofreció pruebas de la cercanía de tales personajes con miembros de la estructura del PRO, e incluso planteó la posibilidad de una complicidad con el narcotráfico.
Tal como lo hizo Macri, Larreta también aclaró que “repudié el atentado desde el minuto uno y la mayoría de Juntos por el Cambio también lo hizo”, y lamentó que el oficialismo hubiera desaprovechado “una situación tan dramática (que) podría haber sido un motivo de unión” en el sistema político.
“Nos perdimos la oportunidad para que esta situación hubiera sido un momento de unión, pero las declaraciones del Presidente profundizaron la grieta. Mostraron la hilacha buscando culpables entre la Justicia y medios de comunicación y con una misa partidaria que la propia Iglesia salió a pedir disculpas. Era una buena oportunidad para la unión y el Presidente la desaprovechó”, sentenció.
Por su parte, Mauricio Macri declaró que experimentó un shock. “Cuando lo escuché no lo podía creer”, pero que "después por supuesto cuando llegó el grotesco de la sobreactuación... Ahí ya hubo un rechazo".
Tal vez Rodríguez Larreta ignore que su intento de subordinarse a las posiciones de Macri diluye su perfil propio y limita sus posibilidades de alcanzar la presidencia, o en el mejor de los casos, lo convertirá en el Alberto Fernández de Juntos por el Cambio.
Pero el influjo del fantasma de Macri lo lleva a adoptar posiciones que dejan en claro su debilidad, incluso cuando intenta definir un perfil propio. Junto con las declaraciones sobre el atentado, Rodríguez Larreta intentó responderle a la censura del ex presidente sobre su actitud “dialoguista”, explicando que “yo reafirmo que el diálogo es el camino para la Argentina, tenemos que terminar con la grieta y de que el que piensa diferente es un enemigo. Llevamos 100 años de grieta, no puede ser pelearnos por todo”.
Sin embargo, inmediatamente dio marcha atrás ante el riesgo de crispar a Mauricio, por lo que concluyó afirmando lo inverso: “Diálogo no quiere decir que te pongas de acuerdo, pero hay que tener más coraje para sentarte a dialogar que ponerte en el otro lado del mostrador a promover la grieta”.
El alcalde porteño parece haber perdido la brújula, mientras que Macri se siente cada vez más cómodo en la posición estratégica que ha conseguido reconstruir.