El columnista invitado
Exclusivo NOVA

Cuando la agenda de la política no es la de la gente

Juan Manuel Martinez, escritor y emprendedor.

Por Juan Manuel Martinez, especial para NOVA

Toda interpretación está cargada de ideología. Y desde allí, cada uno de nosotros se detiene para tomar posición frente a los hechos. Hasta acá, nada nuevo. Pues bien, sucede que algunos ocurren como consecuencia casi inevitable de otros y algunos, en cambio, comienzan a repetirse de manera sistemática a lo largo del tiempo convirtiendo a la Argentina en un país inviable. Y es que más allá de los gustos y las preferencias políticas, la agenda de la clase dirigente parece estar en otra sintonía y cada vez más desconectada de la realidad.

En relación a lo primero, por un lado podría decirse que no es sano vivir de campaña cada dos años. Quiero decir, más allá del calendario electoral, ningún país serio puede construirse si vivimos en modo campaña. Un año se trabaja y al siguiente, se para. Y así vamos intercalando. Esto no hace más que atentar contra nosotros mismos. No hay chance de despegar y ponernos de pie bajo esta lógica. Por otra parte y casi al unísono, presenciamos la negación sistemática de la realidad por parte de aquellos que tomar decisiones. Esto nos lleva a equivocar el rumbo, dado que resulta imposible resolver aquello que se desconoce. El primer paso para resolver un problema, es asumir que el mismo existe. Esto es aplicable a cualquiera de las variables: economía, seguridad, educación, salud, o la que usted prefiera.

En relación a lo segundo, de los tantos ejemplos gráficos que podría tomar, quisiera detenerme en uno que se discute por estos días: la reelección indefinida de los Intendentes de la provincia de Buenos Aires. Fue allá por 2016 cuando la entonces gobernadora María Eugenia Vidal y el líder del Frente Renovador Sergio Massa, llegaron a un acuerdo para sancionar una Ley que pusiera fin a la intención de perpetuarse en el cargo. Sin embargo, muchos de los que participaron activamente de esta iniciativa, hoy piden por debajo de la mesa una modificación que les permita volver a presentarse en el 2023. El debate trascendió desde ya la cuestión provincial y tomó alcance nacional. El arco político todo, pasando por oficialismo y opositores, se encuentra hoy dando esta discusión.

Me pregunto entonces ¿en qué momento se van a poner a laburar para resolver los problemas de la gente…? Desde que comenzó el año muchos parecen estar en una realidad paralela. Mientras tanto, el dólar supera los 200, la carne se fue a las nubes y los aumentos de los alquileres están por encima de la inflación. La violencia se trasladó del conurbano al Sur con el conflicto Mapuche y de ahí a Rosario con los narcos tomando las calles. Los movimientos sociales coparon la Plaza porque hace meses vienen comiendo arroz y polenta. Y así podría seguir hasta mañana.

Los argentinos somos animales de costumbres. Nos vamos adaptando según las circunstancias. Y cuando esto sucede, terminamos naturalizando aquello que parece estar bien pero que no debería suceder. El crecimiento estructural de la pobreza, el aumento de la deserción escolar, la pérdida acelerada de la moneda, el miedo detrás de la inseguridad, la falta de planificación, la falta de consensos. El deterioro en su conjunto de un país que pide a gritos soluciones y que recibe a cambio casi ninguna respuesta. Tal vez, pienso, llegó el momento de dejar el Twitter, de aflojar con los paseos por los estudios de televisión y de ponerse a laburar. Dicho de otro modo, tener un poco más de empatía y ser responsables con el lugar que ocupan. Algunos todavía no tomaron dimensión real de la crisis en la que estamos inmersos.

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