
El presidente Alberto Fernández confirmó que se ha ganado con Justicia, el apodo de “Exterminador”. No de los adversarios, sino de los propios.
En las elecciones de este domingo, el Frente de Todos perdió toda la Patagonia (hasta quedó tercero en la mítica Santa Cruz), arrastró a la derrota a San Luis, Entre Ríos, Santa Fé y hasta a la Provincia de Buenos Aires, a pesar de la remontada significativa que experimentó respecto de las PASO. Para peor, en donde se ganó, fue a costa de reducir drásticamente la diferencia electoral de las PASO. Sólo Jorge "Coqui" Capitanich la pudo dar vuelta. Sería difícil imaginar un escenario más negativo.
A excepción del Chaco, las urnas no ofrecieron sorpresa alguna. El Gobierno perdió las elecciones legislativas en 15 provincias y fue derrotado en 6 de las 8 en las que se elegían senadores nacionales. Por primera vez desde la vuelta de la democracia, el peronismo no tendrá en control del Senado y la oposición en su conjunto tendrá mayoría en diputados.
Si bien la remontada en la Provincia de Buenos Aires le permitió al Frente de Todos quedar a menos de 1,5 puntos de distancia de Juntos por el Cambio (de los 6 que los separaban en las PASO), no le alcanzó. Sin embargo, Martín Insaurralde puede festejar una victoria institucional. Con la incorporación de 3 nuevos senadores consiguió igualar el número de representantes de JxC -23 de cada lado-, con Verónica Magario con el voto decisivo para el desempate. En diputados perdió 2 legisladores, pero esto no afecta su mayoría.
Allí donde Insaurralde tuvo éxito, Juan Manzur fracasó. No consiguió revertir la catástrofe electoral en las provincias y hasta se vio comprometida la holgada victoria de las PASO en Tucumán y San Juan.
En el senado nacional, los datos oficiales consignan que el Frente de Todos quedaría con 35 legisladores, a dos del quórum propio. La lista de senadores del Gobierno sólo se impuso en Catamarca y Tucumán (donde vio recortada su diferencia de las PASO a una mínima expresión), en tanto sufrió la derrota en Chubut, Corrientes, Córdoba, Mendoza, Santa Fe y La Pampa. A punto tal que Cristina Fernández de Kirchner ni se molestó en tomar el avión para hacerse presente en el bunker del Frente de Todos, argumentando fundadas razones de salud.
La oposición, en tanto, pivoteó entre la calma satisfecha y el reclamo de sangre. Tras emitir su voto, el ex presidente Mauricio Macri habló de que hoy (por el domingo 14 de noviembre), se iniciaba la “transición”, pese a que sólo se trató de una elección legislativa, con una coalición gobernante que mantiene mayoría en el Senado y una gran cantidad de diputados.
El problema es que, desde que asumió, el Gobierno de Alberto Fernández se autopercibe débil. Nunca se animó a tomar la iniciativa, y se dejó rodear la manzana por los poderes fácticos, y la oposición periodística y política. Pareciera que Alberto no sabe comunicar cosas favorables. Siempre se excusa o culpa a terceros. Y la sociedad se cansó de tantos dislates y postergaciones.
Horacio Rodríguez Larreta fue mucho más cauto en su lectura. Celebró moderadamente la victoria, agradeció a los protagonistas y llamó a mantener una indispensable unidad. Lo mismo que hizo el gobierno nacional del Frente de Todos, y así le fue. Si bien Diego Santilli ganó con lo justo la Provincia, la elección de María Eugenia Vidal fue bastante mediocre, y quedó lejos del 50 por ciento que Juntos por el Cambio se había impuesto como piso. A ello contribuyó sobremanera el desvío de votos hacia Javier Milei que propiciaron Mauricio Macri y Patricia Bullrich. Ante un adversario debilitado y al borde de la fragmentación, tal como se encuentra actualmente el Frente de Todos, a Juntos por el Cambio le costará mucho mantener la unidad hasta las elecciones de 2023.
Si bien Juntos por el Cambio fue el gran vencedor de la jornada del domingo, esto no consiguió disimular la condena y la decepción de la sociedad con las grandes coaliciones nacionales. O, en lenguaje de Javier Milei, de la “casta política”.
Tanto la izquierda como los libertarios alcanzaron porcentajes destacables de votos, desde el 17 por ciento de Milei al 7 por ciento de José Luis Espert, hasta los excelentes desempeños del FIT tanto en la Provincia de Buenos Aires, como en la CABA o el emblemático caso de Jujuy.
Para cerrar un día de luto para el gobierno nacional, el presidente Alberto Fernández difundió un mensaje grabado, en tono funerario, en el que anticipó que en los próximos días convocará a la oposición para consensuar una agenda de trabajo. También adelantó que en la primera semana de diciembre enviará al Congreso un proyecto de ley que incluirá un programa económico y las conclusiones de la negociación con el Fondo Monetario Internacional.
“Quiero anunciar que, en la primera semana de diciembre de este año, enviaremos al Congreso de la Nación un proyecto de ley que explicite el ‘Programa económico plurianual para el desarrollo sustentable’. Ese programa contemplará los mejores entendimientos que nuestro gobierno haya alcanzado con el staff del FMI en las negociaciones que lidera nuestro ministro de economía, Martín Guzmán, sin renunciar a los principios de crecimiento económico e inclusión social a los que me he referido previamente.“, indicó.
Asimismo aclaró que “esta es una decisión política que cuenta con el pleno aval del Frente de Todos. Ha sido el fruto del trabajo conjunto con la vicepresidenta de la Nación, el Presidente de la Cámara de Diputados de la Nación y mi Gabinete de ministros y ministras.”
Con estas palabras Alberto Fernández confirmó la victoria de Martín Guzmán sobre Cristina Fernández. ¿Qué pasará con Cristina? Su situación de debilidad judicial le impiden dar el portazo que tanto desea. Pero también sabe que, si se queda, liquidará lo que le queda de su mermado capital político.
A partir de ahora todos serán gestos y movidas de posicionamiento para llevarse la parte del león en la política de acuerdo que propone el Gobierno, con la elección de 2023 en la mira. La movilización de la CGT de esta semana mostrará el caudal de respaldo popular con el que cuenta. Y no parece ser demasiado.
¿Conseguirá el “albertismo” imponer una política de acuerdos con la oposición, o nos espera un escenario de Asamblea Legislativa una vez firmado el Acuerdo con el FMI?
¿Cuál será la actitud que toma Cristina?
Demasiados interrogantes y muy pocas certezas.