Pero, penosamente para el frente que responde al oficialismo, Del Frari no deja de causar dolores de cabeza que terminan repercutiendo en el mismísimo gobernador. Un alto mando del Grand Bourg aseguró que “el pelotu** éste lo está quemando a Gustavo (Sáenz), porque a él no lo juna nadie y solo ven la cara de Gustavo cuando éste va”. Y tienen razón. Martín es casi un desconocido para muchos salteños, a pesar de los enormes carteles que comenzó a poner en distintos puntos de la ciudad antes del inicio de la campaña, a los cuales tuvo que taparle el cargo al que aspira y la lista por la que se presenta.

Del Frari solamente es conocido por dos cuestiones, ser uno de los más acérrimos defensores de Cristina Fernández de Kirchner en Salta después, claro, de Sergio “Oso” Leavy; y por agarrarse a trompadas con quien entonces era su par en el Concejo Deliberante de la Ciudad de Salta: Alberto Castillo. Es más, aunque Martín siempre fue de tener la “lengua karateca”, sus aptitudes físicas a la hora del pugilato dejaron mucho que desear y terminó perdiendo en las tarjetas de los asombrados testigos que vieron como el “Beto” lo curtió a trompadas, literalmente.

Ahora, además, podría ser tristemente recordado por ser uno de los candidatos que más incumplió las normas de bioseguridad impuestas por Matías Posadas, el candidato a senador que él mismo apoya (y que tampoco cumple las reglas que digamos), ya que se lo pudo ver activamente en redes sociales en reuniones multitudinarias en espacios chicos, cerrados y sin ventilación, sin uso de mascarillas o barbijos y hasta repartiendo bolsones de alimentos con sellos del Gobierno de Salta y Presidencia de la Nación que, en definitiva, deberían ir a parar directamente en manos de personas carenciadas o necesitadas, y no al baúl de un auto o la caja de la camioneta de uno de estos personajes que de vergüenza, parecen carecer al igual que de intenciones de voto.