
Buscar la ayuda de un especialista de salud mental es fundamental para trabajar los niveles muy altos de estrés y otros desafíos, tanto en niños como en adultos.
La pandemia del coronavirus ha tenido un importante impacto en la salud emocional de la mayoría de personas. Los niños forman parte de los grupos más vulnerables debido a que son observadores agudos de las personas y los entornos, y reaccionan al estrés de sus padres y miembros de la comunidad.
Como consecuencia del distanciamiento social, el confinamiento en el hogar, el cierre de escuelas y condiciones relacionadas, se han registrado diferentes emociones en la población infantil, por ejemplo, miedo, preocupación, tristeza y enojo. En países como España, uno de cada cuatro padece síntomas depresivos y de ansiedad tras la crisis sanitaria.
Promover el bienestar emocional
Es importante promover el bienestar emocional de los niños frente a este tipo de adversidades. En primer lugar, los adultos deben comprender las distintas reacciones. Por ejemplo, algunos niños pueden estar irritables, mientras que otros exigen mayor atención y presentan dificultades para dormir y comer.
Los comportamientos desafiantes son respuestas naturales frente a los eventos estresantes. Por tanto, es preciso demostrar empatía y paciencia, así como establecer límites.
El factor principal en la recuperación de un evento traumático es la presencia de un adulto comprensivo y receptivo que pueden ofrecer una atención constante y brindar recursos útiles para mantenerlos ocupados y disipar o calmar los malos comportamientos.
En ese sentido, Andrea Quiróz, colaboradora de la sección Crianza Efectiva de Superguapas, destaca la importancia del juego para canalizar los niveles de preocupación y ansiedad de los niños.
“Cuando los niños están aburridos, los comportamientos perturbadores suelen aumentar. Los adultos deben proporcionar recursos para crear actividades seguras y creativas, como juegos al aire libre, bloques, plastilina, artes y música. Las experiencias de aprendizaje práctico establecen el escenario para nuevos descubrimientos”.
Incrementar la autoeficacia de los menores
La autoeficacia es el conocimiento que los individuos tienen acerca de sus habilidades. También está relacionado con la confianza de alcanzar un objetivo o enfrentar una situación. Para fomentar las sensaciones de control frente a los momentos de miedo o incertidumbre, los niños deben desempeñar un papel activo que les permitirá aumentar su seguridad.
Algunas de las actividades que fomentarán su autoeficacia incluyen seguir las pautas de seguridad, como recordar a los miembros de la familia la importancia de lavarse las manos constantemente y ayudar en las actividades del hogar, como cocinar o limpiar. Otra alternativa es promover la empatía, un pilar esencial en el desarrollo emocional de los menores.
Un niño empático es capaz de distinguir las emociones de otras personas, cambiar los papeles y crear soluciones para ayudar al prójimo. Los adultos pueden desarrollar la empatía en los niños invitándoles a escribir cartas o creando arte para adultos mayores o amigos enfermos. De esta manera, también entenderán el contexto en que se encuentran.