Panorama Político Nacional
Internas en la Casa Rosada

Alberto camine a la cucha, ahora es Cristina la que conduce

Cristina Fernández de Kirchner mandó a la cucha a Alberto Fernández. (Dibujo: NOVA)

Este jueves, Cristina Fernández encabezó el acto de presentación del programa Conectar Igualdad en el municipio bonaerense de Lomas de Zamora. Lanzada en campaña, la vicepresidenta tomó el control de la estrategia del Frente de Todos.

La reivindicación de sus realizaciones durante el ejercicio de la presidencia y la crítica feroz al macrismo y a la complicidad del FMI con el Gobierno de Cambiemos fueron –y serán de aquí en adelante- los ejes discursivos de la estrategia del oficialismo.

A Alberto Fernández le dejó la campaña de vacunación. El “vamos a volver” con las políticas que, durante la “década ganada”, generaron empleo y crecimiento de la economía y del salario real, condenó a las sombras a las cautas consideraciones sobre las limitaciones que imponen las “relaciones de fuerza” a las que alude constantemente el presidente.

Los comicios de este año son determinantes. A la hora de la verdad, Cristina conduce.

"Creo que en 2015 éramos más felices que lo que vino después. Nunca tuvimos este nivel de endeudamiento", afirmó la vicepresidenta, dispuesta a mantener vivo en la memoria colectiva, la memoria del saqueo de los años macristas.

La dama jugó todo a ganador. Sin medias tintas. Una Cristina pura, sin los silencios y la autocensura que se impuso durante la mayor parte del año y medio del Gobierno de Alberto Fernández.

Destacando la significación del Plan Conectar Igualdad, la inversión en educación pública e infraestructura y denunciando la complicidad entre la oposición y un FMI que insiste en "querer condicionar al Gobierno" en sus políticas económicas, como consecuencia de la reestructuración de deuda que deberá afrontar el Estado por 45 mil millones dólares tras el préstamo irregular que le otorgó al expresidente Mauricio Macri.

Sobre el Plan Conectar Igualdad, Cristina aseguró que el dictado de clases en pandemia hubiera sido "diferente" si no hubiese sido suprimido por el Gobierno de Cambiemos.

"Si hubiéramos continuado con el programa, qué diferente hubiese sido tal vez todo este problema de las clases presenciales. Que el problema no son las clases presenciales. Todos queremos que los chicos vayan a la escuela, o por convicción o por comodidad, seamos honestos y sinceros", sentenció.

En materia económica, "se agravaron todos los problemas en estos cuatro años. Ni hablar de la deuda que tenemos. Debemos 45 mil millones de dólares al Fondo Monetario Internacional. Es algo que nos va a condicionar en materia económica", denunció la ex presidenta.

La pandemia de Covid-19 "puso al mundo patas para arriba" y encontró a la Argentina "endeudada hasta el cuello", agregó.

"Esta pandemia puso al mundo patas para arriba. Y a nuestro país también. Argentina ya venía patas arriba, endeudados hasta el cuello. No olvidemos que dejamos el mejor salario mínimo, vital y móvil de toda América Latina. Y podíamos tomar decisiones propias en materia económica. Creo que en 2015 éramos más felices que lo que vino después. Nunca tuvimos este nivel de endeudamiento", puntualizó en su contraste permanente entre el presente y el pasado que lleva su sello.

Cristina recordó que, en 2008, tras el impacto de la Crisis Financiera Global, el Gobierno “también tuvo que enfrentar un período” de inestabilidad. Sin embargo "nunca tomábamos préstamos para la timba financiera", como lo hizo Mauricio Macri.

"¿Viste a Axel Kicillof que corre eso de que nosotros no tomábamos préstamos? No, nosotros no tomábamos préstamos para la timba financiera, pero préstamos para la producción y para obras públicas, sí", interpeló al gobernador de la Provincia de Buenos Aires.

"Esta pandemia puso al mundo patas para arriba. Este país tiene un problema doble: la Argentina ya estaba patas para arriba cuando llegó la pandemia. Nos encontró patas para arriba. Endeudados como nunca", afirmó y agregó: "Los problemas que teníamos en 2015 se multiplicaron y se agravaron hasta el infinito en los cuatro años posteriores".

Con el agravante de que "También surgieron algunos que no teníamos, como la deuda del FMI. Pero no le préstamos a empresas, no aumentamos salarios de docentes universitarios. Ahora le debemos 46 mil millones de dólares al FMI, que va a tratar de condicionarnos".

Allí llegó el momento de recordar a Néstor Kirchner: "Él tuvo la genialidad de desendeudarnos, decidimos nuestras políticas económicas con autonomía".

"Me río cuando dicen que tuvimos vientos de cola. Eso es algo que nunca tuve. Creo que en el fondo no creen en la Argentina y no quieren a la Argentina. Cuando un ciudadano prende la TV lo que recibe es insoportable. No se escuchan propuestas sino barbaridades", criticó.

También adelantó que el período pospandemia no será sencillo. "Vamos a tener que sentarnos en serio para ver cómo hacemos", ya que "los poderosos van a ser más poderosos y los débiles vamos a ser más débiles", advirtió e inmediatamente aplicó otro mazazo demoledor al Gobierno de Cambiemos.

“Queremos escuchar (a los que contrajeron la deuda) para ver cómo hacemos para pagar esto sin someter al hambre y al escarnio al pueblo argentino. Si vamos a discutir nimiedades y cuestiones menores mientras sucede esto en la República Argentina no nos lo van a perdonar. Pero no solamente a nosotros, sino a todos los que de una u otra manera quieren representar políticamente a sus compatriotas”, dijo y agregó: "Van a tener que dar explicaciones".

"Creo que superada esta etapa –concluyó Cristina- vamos a tener que sentarnos en serio para ver cómo hacemos. Cuando la pandemia termine los poderosos van a ser más poderosos y los débiles vamos a ser más débiles. Tenemos que abordar este debate con todos los argentinos piensen como piensen y estén a donde estén".

Sólo unas horas antes, el ministro de Economía, Martín Guzmán, le había brindado un trago amargo al periodista Marcelo Bonelli, adelantando parte de los argumentos que Cristina terminó de desplegar este jueves en Lomas de Zamora.

El conductor del Programa "A dos voces", del canal TN, insistía en la necesidad de acordar inmediatamente con el FMI y le pidió precisiones al funcionario, asegurando que en el oficialismo existe una disputa entre quienes quieren resolver el problema con la organización monetaria y quienes afirman que "no nos conviene hacer un acuerdo con el Fondo porque es un año electoral, nos van a pedir ajuste y vamos a perder la elección".

Guzmán –que venía un tanto alicaído en los últimos tiempos- lo hizo zozobrar aplicando el discurso diseñado por la vicepresidenta.

"¿Cuánto le debemos al Fondo Monetario Internacional?", preguntó a modo de iniciar su respuesta. "54 mil", contestó Bonelli.

"El Gobierno anterior tomó un préstamo de alrededor de 55 mil. ¿En qué momento pasó eso?", repreguntó el funcionario.

"Con Macri"-tuvo que admitir el periodista- ¿Y para que se usó esa plata?, insistió Guzmán: “No sé, parte se fugó”. Y parte se intentó recomponer reservas”, trató de disimular Bonelli.

Allí el ministro de Economía pasó a la ofensiva. "Se podría haber reconstruido toda la infraestructura del país. No quedó nada. Ahora hay que resolver este problema". "Pero no de cualquier modo", aclaró. "La problemática debe resolverse con responsabilidad y poniendo por delante a la gente. Eso es lo sano para Argentina, apuntar a resolver un problema que se creó en una forma irresponsable por el gobierno anterior, que hizo un acuerdo de espaldas a la sociedad, no involucrando al Congreso".

"Ahora es nuestra misión poder resolver esto y poder dejar a Argentina con un horizonte con el cielo despejado y tener condiciones para cumplir con la recuperación económica", aceptó Guzmán. Pero no de manera inmediata. El presidente Alberto Fernández ya había anticipado que el ministro viajaría a Washington recién a fines de febrero para continuar con las negociaciones de manera presencial y con la cúpula del FMI.

De cara a las elecciones, el Frente de Todos parece dispuesto a asumir, finalmente, el protagonismo del que adoleció bajo la diletante línea de acción que escogió Alberto Fernández.

A la hora de la verdad, Cristina lo corrió de la escena, lo dejó fuera del armado de la lista de Diputados Nacionales de la Provincia de Buenos Aires y, para marcar con claridad el cambio de tónica, este primero de julio –en la conmemoración de un nuevo aniversario de la muerte del General Juan Domingo Perón- el Estado Nacional dispuso que la Hidrovía quedará bajo la órbita de la Administración de Puertos durante un año.

Inmediatamente viene a la mente la comparación entre el resultado de la fallida estatización de Vicentín, bajo la batuta desafinada de Alberto, y la enérgica decisión adoptada en el caso de la Hidrovía, tras la novela de dimes y diretes con final de fracaso anunciado que le aguardaba en caso de continuar bajo la órbita del presidente.

La vicepresidenta está dispuesta a jugar el todo por el todo en la próxima elección. Los funcionarios que pretendan sobrevivir a los comicios saben que deberán levantar el tono y subordinarse a su autoridad. Guzmán ya lo comprendió, y no es el único.

“Los últimos dos años de la gestión presidencial actual tendrán un signo muy diferente", aseguran en las proximidades de la vicepresidenta. Y agregan que: “Lo que pasó hasta ahora fue nada más que un proceso de transición. Ahora es Cristina la que conduce. Si hasta lo perdonó a Florencio Randazzo, para que vaya como colectora de los descontentos y le quite votos a Juntos ´por el Cambio”.

“El ‘vamos a volver’ finalmente será una realidad", concluyen.

¿Estarán en lo cierto? El tiempo, ese fabuloso ordenador, dará la respuesta.

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