Las empresas de colectivos del AMBA enfrentan un callejón sin salida. Tras meses de reclamos por fondos insuficientes para garantizar servicios y pagar salarios, finalmente serán recibidas por autoridades nacionales. Pero las expectativas son sombrías: el gobierno de Javier Milei se mantiene inflexible en su negativa a incrementar subsidios ni permitir ajustes tarifarios, en su obsesión por controlar la inflación a cualquier costo, incluso si ese costo es el colapso del sistema de transporte.