Liliana Fedeli es docente y nació en Cipolletti, que hace tantos años brega por difundir y profundizar en el propio pasado, el de su ciudad. Recibida en la Universidad Nacional del Comahue, que compartió la riqueza de sus conocimientos en diferentes medios radiales.
En un logro que desafió los límites de la edad y demostró el poder de la perseverancia, Pablo Buchbinder, un experimentado montañista de Mar del Plata, se convirtió recientemente en el argentino más longevo en alcanzar la cima del Monte Everest.
Massimo Maresca no necesitaba cerrar los ojos para recordar su infancia en Nápoles: bastaba con cruzar la puerta de madera de la panadería La Pompeya, en avenida Independencia 1912. Aunque el ruido de los colectivos y autos del barrio de San Cristóbal reemplazaba el canto de los vendedores ambulantes que aún resuenan en su memoria, ese pequeño local contenía su Italia natal en cada rincón.
Desde hace más de tres décadas, una particular muestra de fe recorre el río Paraná. Guiados por la imagen de la Virgen de Itatí, un grupo de peregrinos se embarca en una travesía espiritual y deportiva, remando desde Posadas hasta la Basílica de Itatí en Corrientes. Galo Bernal, profesor de educación física y coordinador de esta singular peregrinación, compartió su experiencia con NOVA.Sobre los orígenes de esta travesía, Bernal recuerda que todo comenzó con una invitación en 1991, que recién pudo aceptar al año siguiente, el cual se convirtió en una forma de vida y de expresión de fe. “En 1992 comenzamos esta travesía desde el balneario El Brete, en Posadas, y remamos hasta Itatí. Lo hicimos de forma ininterrumpida, salvo en 2020 debido a la pandemia.”La iniciativa surgió como alternativa a las peregrinaciones en bicicleta y automóvil. A pesar de no poder unirse en el primer intento, Galo tomó las riendas del proyecto y no ha dejado de organizarlo desde entonces.Lo que comenzó como una actividad deportiva se transformó en un compromiso espiritual: “comencé como un acto deportivo, pero después me di cuenta de muchas cosas. Es el momento en el año en el que realmente me conecto con Dios. Creo mucho en la Virgen. Fue algo que me fue cambiando la vida. A veces quise dejar de organizar, pero siempre algo me llevó a continuar.” Esta devoción le permitió consolidar un equipo, mejorar los recursos y fortalecer el espíritu de comunidad.Superando obstáculos con feLas condiciones climáticas no siempre son favorables, pero Bernal y su grupo afrontan cada desafío con valentía y fe. “Prefiero la lluvia antes que el sol. El sol nos quema y duele la cabeza, mientras que la lluvia es una bendición. Solo temo a los rayos. Cuando enfrentamos tormentas y vientos fuertes, muchas veces debemos costear y esperar, pero lo tomamos como penitencia.”Historias conmovedoras surgen en cada peregrinación. Durante una ronda en Yahapé, Corrientes, los participantes comparten sus experiencias: “es impresionante cómo se cumplen las promesas. Un hijo que consigue trabajo, alguien que supera una adicción, un auto robado que aparece... Yo solo voy a dar gracias. Mi vida me llevó a lo que soy hoy gracias a estas experiencias”.El financiamiento es un desafío constante, pero el apoyo de empresas privadas y del gobierno permite mantener viva esta tradición. “Pedimos colaboraciones en combustible y alimentos, además de una inscripción.Algunas empresas nos apoyan desde 1999, y el gobierno, aunque cambia de administración, siempre colabora de alguna manera”. Además, la solidaridad trasciende la travesía: organizan actividades para niños en Yahapé, entregando ropa, juguetes y alimentos.Mirando hacia el futuroCon 58 años y tres hijos que siempre lo apoyaron, Galo Bernal mira con esperanza el camino que queda por recorrer: “esperamos seguir yendo a Itatí todos los años hasta que Dios nos lo permita. Ya van 32 ediciones y queremos muchas más.”La peregrinación en remo a Itatí es mucho más que una actividad deportiva. Es una manifestación de fe, compromiso y comunidad que navega con fuerza y devoción por el majestuoso río Paraná.
Monseñor Andrés Stanovnik dedicó 17 años de su camino religioso a acompañar la vida eclesiástica de la comunidad correntina. Asumió como arzobispo de Corrientes el pasado 16 de diciembre de 2007, un día después de cumplir sus 58 años.Ahora en medio de la sucesión apostólica, ya que hoy domingo 15 diciembre cumple 75 años, se viven momentos de profunda emoción. A días de entregar el ministerio episcopal a monseñor José Adolfo Larregain, monseñor Andrés realiza sus últimas celebraciones religiosas. Tal es el caso de la misa central del pasado 8 de diciembre, en la basílica Nuestra Señora de Itati, en el emblemático templo que alberga a la virgen morena, en donde fue su última misa como arzobispo de Corrientes.Ese día se vivió un momento muy emotivo. En un homenaje al finalizar el oficio religioso el rector de la Basílica de Itatí, padre Ramírez, le obsequió un Rosario que contenía un trocito del manto de la Virgen, símbolo de nuestra oración a la Virgen para que siempre lo cuide y proteja bajo su manto, a modo de homenaje y despedida del ministerio apostólico, de monseñor Andrés.Así como también, el intendente de Itati, Francisco Romero le entregó una imagen de la Virgen tallada en madera, realizada por el artesano Ramón González. Un momento de gran emoción para el arzobispo de Corrientes, quien, para finalizar la ceremonia religiosa, expresó su gratitud a todos. Sin olvidar que, en su homilía monseñor Andres, pidió al pueblo congregado en la Basílica, a no olvidarse del niño Loan, que se lo siga buscando, insistió el arzobispo, sobre el menor desaparecido el pasado 13 de junio en el paraje Algarrobal, en la localidad de 9 de Julio.Él es un prelado que se supo ganar el corazón de cada uno de los correntinos. Sobre todo, el de los jóvenes. Sucede que el querido monseñor Andrés peregrinó todos estos años junto a ellos hacia los pies de María de Itati, en el pueblo de la virgen, encabezando las multitudinarias peregrinaciones juveniles del Nea, que se realiza todos los años en el mes de septiembre. Él era uno más de los caminantes, con su gorra, su mochila y su botella de agua, subía a la ruta a acompañar a los caminantes de la virgen que arribaban desde las diez diócesis de la región. Nunca falto, ni la lluvia lo paró. No solo fue a Itati, también acompañaba las manifestaciones religiosas hacia el santuario de San Cayetano y a de Santa Ana, las que también sumaban centenares de peregrinos hacia estos puntos religiosos de Corrientes, movilizados por la fe mariana.Monseñor Stanovnik escribió hace un par de años algunas anécdotas y reflexiones de su peregrinación con los jóvenes a Itatí y en parte del escrito contaba: “Empecé a peregrinar a Itatí con los jóvenes cuando llegué como obispo a la diócesis de Reconquista, y continué peregrinando con ellos luego cuando pasé a la arquidiócesis de Corrientes. Un par de veces no pude hacerlo por “gajes” de oficio: una vez porque acompañé al Nuncio Apostólico de visita en Corrientes, y quien luego presidió la Misa en Itatí; y la otra cuando tuve que ocuparme de la preparación de Aparecida. Fuera de esas ausencias, hacía todo lo posible para que otros compromisos pastorales no me impidieran caminar con los jóvenes a Itatí”.“Muchas son las experiencias que viví como peregrino a Itatí. Recuerdo la vez que se acercó un joven universitario, que peregrinaba solo y era del Chaco. Caminamos juntos cerca de dos horas. Él no era creyente y así me lo manifestó de entrada. Pero le despertaba una gran curiosidad el hecho de que tantos jóvenes hicieran ese esfuerzo gigantesco, y miraba azorado a los que apenas podían caminar, ayudados por algún compañero o compañera, y aún le quedaban muchos kilómetros para llegar a Itatí. Y decía que también a él le gustaría descubrir esa fuerza interior que los creyentes llaman fe. Luego no nos volvimos a encontrar, pero estoy seguro que el corazón tierno de María de Itatí le habrá hecho sentir que ella está cerca, y que su Hijo Jesús lo espera en alguna de las vueltas de la vida y, quién sabe, si eso no le pasó aquella vez cuando llegó a los pies de su Madre”, relato Stanovnik.Pero, como todo llega a su fin, ahora la feligresía católica correntina se está despidiendo de su prelado, en un tiempo especial de sucesión apostólica, la que vive hoy la arquidiócesis de la provincia de Corrientes. En este tiempo, la cesión de monseñor Andrés Stanovnik, da paso a la nueva etapa de liderazgo para monseñor José Adolfo Larregain en la Arquidiócesis de Corrientes, quien fue designado por el Papa Francisco el 27 de septiembre pasado. Larregain tomó posesión de su cargo como coadjutor el 27 de noviembre, y estará al frente de esta comunidad en un momento de renovada esperanza y fervor religioso.
La artista de 38 años, Moni Galeano, se inició en el arte de las telas acrobáticas a comienzos de 2013 en la ciudad de Rosario (Santa Fe). “Hay muchas formas de llamar a esta práctica de telas. Todas están impregnadas por las distintas formas de abordar este arte que combina distintas disciplina. En mi caso la llamo acrobacia en telas”, argumentó.