Es periodista, historiador y un trabajador dinámico en la vida diaria de Rafael Obligado. Ariel Gil habita un pueblo que tiene una riqueza increíble que más que nadie él ve y la relata, la destaca y promueve.
Una noche decidió subirse a su moto para ir a bailar. Pero decidió no usarlo, a pesar de que su madre le insistió. Al día siguiente, debajo de la lluvia, la llamaron a esta última para decirle que su hijo se encontraba tendido en el asfalto.