Estamos en la época del año en la que tanto en oficinas como en hogares el aire acondicionado está constantemente encendido. Cada estación tiene una relación particular con nuestro sistema respiratorio y si bien el verano supone menos inconvenientes, el abuso del aire acondicionado nos expone a cambios bruscos de temperatura y humedad en el aire que respiramos, así como a agentes infecciosos o alergénicos que podrían enfermarnos. ¿Qué debemos tener en cuenta para proteger nuestra salud respiratoria?
Tras las semanas de internación, acompañada por el cuidado y la contención de médicos y enfermeros, llega un momento muy deseado para la familia de un bebé prematuro: el día que su hijo recibe el alta para dejar el hospital y por primera vez ir a su casa. Una situación de inmensa felicidad que, a su vez, genera incertidumbre y plantea nuevos desafíos.
“Con la llegada de las fiestas de fin de año, el uso de fuegos artificiales suele incrementarse, afectando tanto a adultos como a niños. Aunque tradicionalmente se los asocia con las celebraciones, su uso no es recomendable debido a los efectos negativos que generan en la salud, el bienestar de las personas, los animales y el medio ambiente. Los ruidos fuertes pueden generar estrés y daño auditivo, especialmente en niños y mascotas, mientras que el mal manejo de estos productos provoca numerosos accidentes. Además, la quema de pirotecnia contribuye a la contaminación del aire, lo que agrava enfermedades respiratorias, explica la Dra. Viviana Cantarutti, Médica Clínica de OSPEDYC.
Tercera edad, adultos mayores, ancianos, abuelos, longevos, son algunas de las definiciones naturalizadas socialmente para encasillar a las personas a partir de determinada edad. Sin embargo, para una rama de la kinesiología, sumar canas y décadas implica una etapa más en la que se puede mantener y mejorar la calidad de vida.
La retinosis pigmentaria (RP) se refiere a un grupo de enfermedades genéticas que causan degeneración progresiva de la retina que puede llevar a la ceguera. La retina es un tejido muy fino que descansa en la parte posterior del globo ocular responsable de capturar y procesar imágenes.