En el subte, en el trabajo o en una reunión familiar, alguna de las personas que nos rodea sufre de hipertensión arterial (HTA). Es que, según las estimaciones del Ministerio de Salud, uno de cada tres adultos argentinos tiene esta enfermedad silenciosa y de alto riesgo; aunque diversos estudios indican que la prevalencia es mayor: alcanzaría a casi la mitad.
Los gases se forman normalmente en los intestinos a medida que el cuerpo digiere los alimentos y estos son el aire que salen a través del recto, que también se denominan flatos o flatulencia, de acuerdo con Medline Plus, la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.
Los sistemas de salud a nivel global siguen atravesando momentos de estrés, producto de la pandemia de Covid-19, dejando en evidencia falencias y necesidades crecientes de recursos. Es por eso que se vuelve imperioso trabajar de manera más eficiente y se presenta como un desafío que ya no se puede ignorar.
En el mundo, casi 340 millones de personas viven con asma, la enfermedad respiratoria no transmisible más frecuente en niños y adultos. Debido a que compromete principalmente a la población más activa de la sociedad, se estima que genera ausentismo escolar en aproximadamente el 60 por ciento de niños asmáticos y una pérdida de productividad laboral promedio del 35 por ciento. Si bien esto ha mejorado en las últimas dos décadas, aún hay mucho por hacer. Desde la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR) estiman que uno de cada tres pacientes todavía no logra controlar adecuadamente su asma, porque sigue con síntomas o experimenta crisis.
La migraña ocupa el quinto lugar en el ranking de discapacidad y se estima que más del 90 por ciento de la población mundial tuvo dolor de cabeza en algún momento de su vida. La automedicación, estímulos sensoriales intensos y los cambios bruscos de temperatura pueden ser algunas de las causas de este padecimiento que a veces impide realizar actividades cotidianas.