El Frente de Todos (FdT) se prepara para recibir una paliza electoral histórica. Se huele en el aire. Este miércoles Máximo Kirchner, en Trelew, reconoció que no hay propuesta, ni programa, ni estrategia de seducción, aceptando que lo único que los mantiene unidos es “el paraguas de que Mauricio Macri no tiene que volver, o que Cambiemos no puede volver.
“Gritar tero en una parte y poner en otra el nido, relataba la canción popular, que, pese a lo que pueda suponerse, no explicaba el comportamiento del ave, sino la táctica del peronismo en los años de la resistencia.
Hasta hace apenas unas semanas las internas de las dos principales coaliciones políticas nacionales presentaban clivajes que hoy parecerían lejanos y difusos. Del lado de Juntos por el Cambio (JxC), Horacio Rodríguez Larreta, Mauricio Macri y Patricia Bullrich eran los precandidatos excluyentes para competir por el PRO, y Gerardo Morales se anotaba desde la Unión Cívica Radical (UCR).
Desde hace mucho tiempo el cristinismo se ha salido de órbita. Lo que supo ser un movimiento masivo, que seducía a la juventud y plasmaba su discurso con obras concretas fue convirtiéndose en un despojo.
En cuestión de horas, todo cambió en la alianza entre el cristinismo y el massismo. No en lo referido al acuerdo entre ambos, que se mantiene con fortaleza, sino en el juego de candidaturas para las elecciones de este año.