Prácticamente desde los inicios de su gobierno, el presidente Alberto Fernández viene resistiéndose a la creación de una Mesa Política del Frente de Todos (FdT). Hasta ahora, la insistencia de sus aliados no surtió efecto alguno, ya que el jefe de Estado presupone (por una vez bien), que un ámbito de tales características limitaría aún más su capacidad de decisión.
Desde hace tiempo el Papa Francisco afirmó que el mundo experimentaba una Tercera Guerra Mundial. Muchos pensaron que desvariaba, pero los hechos en el este de Europa y la violencia de la confrontación geopolítica terminaron dándole la razón. La etapa actual del capitalismo es mucho más salvaje que sus predecesoras, y el sálvese quien pueda impera en todas partes.
Las elecciones presidenciales aún están lejos, pero ya entramos en tiempos de definiciones. Tal vez por lo mucho que se disputa, o por la incidencia de las redes sociales que no permiten tomarse vacaciones, no ha existido el receso veraniego. Todos juegan sus cartas con prisa y sin pausa. Y el escenario electoral comienza a definirse mucho antes de lo esperado.
Los meses de enero no solían ser así. Siempre había rosca en las playas atlánticas, pero los acuerdos y desencuentros toman estado público recién para febrero o marzo. Pero la comunicación virtual cambió todo, por lo que este enero resulta particularmente ajetreado y agotador.
Empezó enero y sonó la señal de partida para las recorridas proselitistas de los candidatos del PRO y de la UCR. Las rutas 2 y 11 serán las preferidas para “peinar la Costa” y tratar de instalar sus candidaturas.
El hundimiento del Frente de Todos en la aceptación popular durante los dos últimos años planteó dilemas a la oposición que le resulta difícil procesar. La certeza de la victoria –confirmada por las últimas decisiones y expresiones públicas de Cristina Fernández- incrementó la disputa interna de la coalición opositora referida a la definición de candidaturas y distribución de cargos en las listas electorales.