Cuando este 24 de marzo Cristina Fernández terminó su combativo discurso, la locutora oficial del evento la despidió como “Presidenta de la Nación”. A ninguno de los presentes les sonó a furcio desafortunado: simplemente se ponían las cosas en su lugar. Alberto Fernández para el protocolo, Cristina para las decisiones.
Si uno se pregunta cuáles fueron los logros del Ministerio de Seguridad de la Nación que encabeza Sabina Frederic luego de quince meses de gestión resultaría prácticamente imposible presentar algún resultado positivo.
El proyecto político de continuidad familiar de Cristina Fernández recibió un espaldarazo este martes, 16 de marzo, cuando se confirmó la lista única que permitirá que su hijo Máximo Kirchner del salto ornamental que le permitirá dejar de ser el jefe de una agrupación para convertirse en el presidente del PJ bonaerense. De aquí en adelante -y de cara a las elecciones- Máximo será el “dueño de lapicera”.
Alberto Fernández anunció el lunes pasado, 8 de marzo, su decisión de aceptar la renuncia de Marcela Losardo al Ministerio de Justicia. En una entrevista televisiva afirmó que su amiga de la vida y socia judicial se siente “agobiada”. Rápidamente le encontró un nuevo destino, nada menos que la UNESCO, donde quedó vacante el cargo que ocupó hasta su muerte Fernando “Pino” Solanas.
El Gobierno Nacional atraviesa uno de sus peores momentos en su relación con la sociedad. Las encuestas le dan al Presidente una imagen positiva de menos de un 30 por ciento. La negativa está arriba del 52 por ciento. Cristina va cabeza a cabeza con Mauricio Macri en el top de imagen negativa, por encima de los 65 puntos. Axel sigue bajando en las encuestas. El episodio que acabó con la renuncia de Ginés González García significó un durísimo golpe en la credibilidad del Gobierno del Frente de Todos. En la cima de imagen positiva está Horacio Rodríguez Larreta, pero no está tranquilo: sabe que, en los próximos 3 años, que no serán sencillos, Patricia Bullrich podría respirarle en la nuca con el apoyo del macrismo más radicalizado.