Fueron casi cuatro años en los que el macrismo pudo gobernar muchas veces con la ayuda un sector de la oposición, y luego de la victoria en el 2017 y tras la derrota en las PASO de agosto pasado, este domingo el presidente afrontará la elección más importante de su vida, incluso mucho más que aquellas que debió atravesar cuando era Jefe de Gobierno porteño.
La idea del oficialismo pasó de ser ganar la elección a sobrevivir a una brutal derrota. Durante los casi cuatro años que lleva Cambiemos al frente del poder, instalaron una frase que hace referencia al peronismo y al kirchnerismo: “No vuelven más”. Ante la posibilidad cierta de que el justicialismo vuelva a conducir los destinos del país, la estrategia de la Casa Rosada tuvo que modificarse.
No es la primera vez que, después del 11 de agosto, se lo ve al presidente haciendo papelones en público. A los ya consabidos bochornos que protagonizó, por ejemplo, en el balcón de la Casa Rosada cuando recibió a sus seguidores y se mostró enajenado, o las metidas de pata en cada una de las marchas del “Sí, se puede”, se le suma el último episodio en Tucumán.
A comienzos de la semana, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), publicó la última medición con respecto a la pobreza y, lejos de la promesa que había hecho Mauricio Macri durante la campaña de 2015, no solamente que no se redujo, sino que aumentó hasta llegar al 35,4 por ciento, la cifra más alta de los últimos 17 años.
Apenas 30 días nos separan de las elecciones del 27 de octubre próximo, donde finalmente se conocerá si Cambiemos continúa por cuatro años más en el poder o si a partir de diciembre habrá un cambio de gobierno. Mientras tanto, la campaña continúa; desde el oficialismo con un poco más de nerviosismo, y desde el Frente de Todos con sobrada tranquilidad.