El Gobierno que iba a cambiar a la Argentina y barrer con la casta se metió solito en el pantano del que deberá salir antes de las elecciones del 26 de octubre, si insiste en proyectarse en el poder.
A comienzos de 2025 la Casa Rosada oficializó una reducción y reorganización de áreas mediante un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que modificó la ley de ministerios.
Tragedias masivas como el atentado a la AMIA, el choque del tren de Once e incluso las derivadas de la impericia reinante durante la pandemia del Covid-19, han salpicado a la dirigencia de turno. Decenas de personas perdieron la vida como consecuencia de la corrupción y la desidia política. En algún momento iba a ser el turno de La Libertad Avanza.
En los últimos años La Libertad Avanza (LLA) no sólo creció como fuerza electoral sino que consolidó estructuras de militancia orientadas a formar cuadros jóvenes y disputar la llamada “batalla cultural”, con agrupaciones y espacios de base que funcionan como núcleos de reclutamiento y formación ideológica.
Vergüenza debería darles a los referentes de este Gobierno reírse a carcajadas sobre la suba del dólar en ciclos de streaming donde se dedican a perder el tiempo mientras crece la pobreza, hunden a los jubilados en la miseria y cientos de pymes siguen cerrando sus puertas, acrecentando la tasa de desempleo.