El Programa de Atención Médica Integral (PAMI), la obra social destinada a jubilados y pensionados en Argentina, ha sido sacudido en los últimos años por una serie de controversias que involucran corrupción, influencia política y cuestionables prácticas administrativas.
Hasta el momento en que se confirmó la domiciliaria a Cristina Kirchner, Javier Milei estaba nadando en el regocijo de un peronismo fracturado, herido de muerte, cuyas piezas sueltas apenas alcanzaban para ejercer una disputa interna en la provincia de Buenos Aires, jurisdicción clave a nivel electoral y objetivo certero de La Libertad Avanza.
El prescindente Javier Milei reafirmó su deseo de que la ex mandataria Cristina Fernández de Kirchner cumpla prisión efectiva, aunque subrayó que la ejecución de una condena corresponde al Poder Judicial.
Claro que Javier Milei va a quedar en los libros de historia. No por gobernar para “cambiar las cosas” de cuajo, como aseguró en campaña, sino por perpetuar el juego perverso del poder al que nos tienen acostumbrados. Pero esta vez, con un agravante sin precedentes: el maltrato y el desprecio hacia los más débiles.
A raíz de la decisión de Axel Kicillof de desdoblar las elecciones bonaerenses y de su posterior lanzamiento del Movimiento Derecho al Futuro (MDF), la interna entre Cristina Fernández de Kirchner y el gobernador bonaerense se instaló como el síntoma más evidente de la fractura que atraviesa hoy el peronismo en su principal bastión electoral.