El partido y el Gobierno del presidente Javier Milei centrifugan. Atraen menos cuadros de los que expulsa. Es otra singularidad de su método de gestión política, de efectos inciertos.
La visita de diputados de La Libertad Avanza (LLA) a represores detenidos en el penal de Ezeiza generó una polémica que parece no tener resolución en la bancada oficialista.
La escandalosa denuncia contra el expresidente golpeador y putañero Alberto Fernández, cuyas repercusiones llegaron a las portadas de los diarios más emblemáticos del mundo, terminó de aniquilar a un peronismo que ya estaba roto, carente de identidad y liderazgo.
Tras más de un mes de la sanción en el Congreso, el presidente Javier Milei reglamentó este lunes el capítulo III de la Ley Bases y de esta manera, empieza el proceso de privatización de empresas públicas que espera concretar en los próximos 6 meses empezando con 4 centrales hidroeléctricas: Alicurá, Chocón, Cerros Colorados y Piedra del Aguila.
Mientras la sanguijuela disfrazada de León se entretiene en largas charlas nocturnas y clandestinas con el Gato que aún no acepta la derrota de su espacio –pero sí empieza a ejercer cada vez más presión política- , la maldita y derruida rueda económica sigue girando.
La gestión del inesperado presidente Javier Milei cruzó ese Rubicón que representa para todo Gobierno los primeros 100 días de luna de miel, adentrándose en un terreno que, como es previsible, le deparará mayores exigencias y nuevos desafíos para recrear a diario las mayorías que lo llevaron al poder.