La gestión del inesperado presidente Javier Milei cruzó ese Rubicón que representa para todo Gobierno los primeros 100 días de luna de miel, adentrándose en un terreno que, como es previsible, le deparará mayores exigencias y nuevos desafíos para recrear a diario las mayorías que lo llevaron al poder.
Desde que asumió en el poder, el accionar del presidente Javier Milei se circunscribe a tres ejes: la dinámica de los mercados, la cuestión monetaria y la violencia dirigida a otros funcionarios y/o actores de la política nacional e internacional. Esta obsesión lo sigue manteniendo alejado de las problemáticas reales que afectan a la gente: salarios por el piso, pobreza creciente, pymes asfixiadas, desempleo, caída del consumo y tarifas impagables. De eso no se habla, y esta grave falencia ha derruido el discurso libertario del que se valió para ganar las elecciones.
El recientemente echado secretario de Bioeconomía (Agricultura) de la Nación, Marcelo Vilella, aseguró que durante los 8 meses que tuvo como funcionario, sólo se cruzó con el presidente Javier Milei en una sola oportunidad.
Ahora sí. Con la Ley Bases adentro y los colmillos afuera, el Gobierno busca incrementar su poder mediante la firma del Pacto de Mayo que debió cancelar en el quinto mes de su gestión debido a la falta de consenso político.
Al cierre del primer semestre del año, el presidente Javier Milei celebró su primer y agónico logro legislativo desde que asumió en el poder. Tras una larga puja en el Congreso, la aprobación de la Ley Bases y el paquete fiscal, se abre ahora una nueva etapa de su gestión que aún no da señales de un despegue económico, área donde sigue haciendo agua a pesar de jactarse de ser un especialista en la materia.