Desbordada por un contexto de crisis económica y social creciente, que amenaza con encender el motor de las movilizaciones populares, la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, inició un proceso de importación de dirigentes de Juntos por el Cambio que conocen cada esquina del Conurbano bonaerense, la región que agrupa a más de 10 millones de personas, buena parte de ellas bajo la línea de la pobreza.
El experimento económico de Javier Milei es el juguete del momento de un grupo de teóricos y empresarios que buscan un precedente para confirmar su hipótesis: el Estado, por mínima que sea su intervención, es muy malo para la prosperidad.
Durante la campaña electoral, Javier Milei fue artífice del acierto que lo ubicó en el lugar que ocupa: decir exactamente lo que la gente quería escuchar, en el momento preciso. Las catastróficas circunstancias del país fueron el mejor caldo de cultivo para un efectivo discurso cargado de ansias de “libertad”.
Pasó poco más del primer mes de Gobierno, con los primeros tropiezos, de los esperados por la inexperiencia, y de los no tanto, los propios, por la ingenuidad. No han sido tantos, pero sí tontos.
Se fue un año cuyo amargo sabor nos ha impedido disfrutar de las cosas simples, como el exquisito aroma a café de cada mañana, un mate distendido o preparar una rica comida sin dejar de pensar qué podremos traer a nuestra mesa al día siguiente.