La reacción del Gobierno nacional frente a la crisis de seguridad que sacude a la ciudad de Rosario (Santa Fe) desde hace varios años y el gran despliegue periodístico con que se publicitó la baja de beneficiarios de programas de empleo como el Potenciar Trabajo traen consigo un interrogante: ¿Se ha impuesto un sentido común de derecha en varios frentes?
Por Mario Casalongue, militante peronista.
El 2023 arrancó con un sabor amargo y un horizonte oscuro para la Argentina, debido a una serie de problemáticas que vienen de arrastre en el Gobierno del Frente de Todos, y que confluyen en un combo letal: la inflación avanza a pasos agigantados, el empobrecimiento de la clase media crece y las elecciones presidenciales no ofrecen candidatos prometedores. Más de lo mismo, a excepción de algún caso emergente que viene tomando fuerza, pero no la suficiente como para alcanzar la victoria y aplicar un golpe de timón que reencauce esta economía en bancarrota.
Juntos por el Cambio (JxC) no sabe romper la grieta que tiene entre la Unión Cívica Radical (UCR) y Propuesta Republicana (PRO). Este último espacio con la ruptura irreconciliable entre Halcones y Palomas. Lo cual dejaría para cualquier frente, una oportunidad de golpe al mentón.
Atrás quedaron las épocas en las que gozar de los derechos y pequeños placeres de la vida era una cuestión cotidiana. Hasta eso nos robó el Gobierno que dice llamarse peronista, pero que en los hechos, carece de conducción y sigue implementando medidas ineficientes a prueba y error, a costa del bienestar del pueblo.