Días y horas de definiciones se avecinan en el horizonte electoral que tiene en vilo a todos los argentinos.
A dos semanas de la segunda vuelta definitoria, se respiran aires de intranquilidad en los comandos de campaña de los dos finalistas. Les sobran razones.
Tras las Generales del 22 de octubre, el mapa electoral se reconfiguró a partir de la nueva e inesperada alianza entre las dos figuras con menos adeptos en las urnas, Javier Milei y Patricia Bullrich, orquestada por el jefe opositor, el ex presidente Mauricio Macri, quien a pesar de haber declinado formalmente su candidatura presidencial por Juntos por el Cambio a principios de año, desde las sombras fue sembrando el terreno con hábiles maniobras hasta lograr tierra fértil y apta para una cosecha a su favor, dejando varios aliados en el camino. Entre ellos, el sector dominante del radicalismo.
El líder de La Libertad Avanza (LLA), Javier Milei, quedó expuesto con su idealismo y movimiento de fanáticos similares al kirchnerismo, con ese mentón en alto al fiel estilo me las sé todas. Los sectores libertarios se fanatizaron y extremizaron y terminó mordiendo el suelo.
Después de una semana que se convirtió en un verdadero tembladeral en lo político y en lo económico, en el universo de Unión por la Patria (UxP) se siguen mostrando confiados en que el próximo domingo 22, su candidato, Sergio Massa, logrará entrar a un eventual ballotage con el libertario, Javier Milei.