En su desesperación por seguir siendo protagonista en un escenario que lo borró de un plumazo, el “políticamente suicidado” Alberto Fernández no tuvo mejor idea que prestarse a una entrevista televisiva en la que se vio acorralado y volvió a lanzar una polémica frase, sobre un tema de alta sensibilidad. A boca de jarro, y a pesar de que los archivos lo delatan diciendo lo contrario, aseguró: “(Alberto) Nisman se suicidó, espero que no haga algo así Luciani”. La amenaza fue lanzada tras acusar a jueces y fiscales de montar una persecución contra Cristina Kirchner con el fin de “excluirla de la vida pública, política y electoral”.
El Estado surgió como idea de poder evitar el anarquismo y el derrame de sangre en las naciones, un estilo de árbitro en medio del partido. Ahora bien, desde el otro costado se dieron los poderes legislativo, judicial y ejecutivo, para evitar el totalitarismo desde el ente, lo cual se denomina debajo de la Teoría del Contrapeso.
El tiempo que Alberto Fernández tardó en aniquilar su propia imagen y poder, es proporcional al que llevó generar la inflación más alta en 20 años. A pesar de este dato contundente, desde el Gobierno insisten en argumentar la batería de causas que pueden haber conducido al país a este nivel de miseria sin precedentes: la pandemia, la guerra, entre otras excusas. Y a la gente no le importan estas hipótesis, lo único que quiere es llegar a fin de mes y llevar una vida digna.
No tiene nada que ver mi amistad con algunos políticos del actual Gobierno, expresó el empresario y dueño del Grupo América, Daniel Vila, respecto a la baja de pulgar a la periodista Viviana Canosa en A24, tras sus duras críticas al kirchnerismo.
Una semana más en la que increíblemente Alberto Fernández aguantó la embestida social, económica y política. Siguen pasando los días en la Casa Rosada y la Quinta de Olivos, con el Presidente atado al Sillón de Rivadavia.