Mientras la clase gobernante se entretiene en el enredo de una interna feroz que tiene al peronismo en crisis, en un melodrama que presenta como protagonistas a Alberto Fernández (responsable de la decepción del pueblo), Cristina Fernández de Kirchner (como lanzallamas y dueña del circo) y Máximo Kirchner (francotirador k), -con los argentinos como rehenes-, el escenario político 2023 se desdibuja en una incertidumbre alarmante, con una economía en ruinas que nadie logra reconstruir.
El presidente Alberto Fernández se encuentra en el epílogo de su gestión, la cual estuvo repleta de polémicas, descuidos, corrupción y algunas perlas que quedarán para la eternidad. Lo más cómico de todo esto, es que no ha sido su gran culpa, más bien la responsabilidad se la podría destinar a su currículum en un 70 por ciento. Ya que, el restante le corresponde a la vicemandataria Cristina Fernández de Kirchner.
El culebrón que tiene como protagonistas a la Jefa de la Banda y a su súbdito de turno, el Presidente de la Nación, sumó este fin de semana un nuevo episodio cargado de condimentos políticos que, una vez más, dejaron a un miembro del Gabinete fuera de juego.
No es nada nuevo el hecho de que el máximo mandatario argentino, Alberto Fernández, y la vicepresidente Cristina Fernández de Kirchner transitan caminos discrepantes para poder desembarcar en las elecciones presidenciales del 2023. Tal es así que dejaron en claro que sus comodoros, en caso de no animarse ellos mismos a participar, ya tienen nombre y apellido para ingresar al juego de las internas.
En la antesala de las elecciones presidenciales de 2023, cuando la cocina política debería comenzar a perfilar los candidatos de cada espacio, el escenario que se presenta es cada vez más incierto. La fractura que tiene dividido no solo al oficialismo, sino además al peronismo como fuerza que históricamente ha traccionado votos hacia la consagración en el poder, genera una confusión que tiene completamente desorientado a Alberto Fernández. Por más que intente ocultarlo.