Este domingo, el Gobierno argentino dio una clase magistral de cómo hacer política con la muerte. Rumbo a los 100 mil fallecidos por coronavirus, el presidente Alberto Fernández intentó apaciguar su fracaso en la gestión de la pandemia con un “homenaje” a las víctimas.
Desde hace varias décadas, la Argentina sufre los embates derivados de gobernantes que poco a poco se van convirtiendo en esclavos del rol que eligieron, y que de todos modos eligen no soltar. La realidad supera toda ficción de campaña, cuestión con la que los últimos presidentes argentinos no han podido lidiar. Por eso, estamos como estamos.
Papelón: actuación deslucida o ridícula de alguien. Y de eso Alberto Fernández sabe… sí que sabe. En apenas 48 horas, sus desafortunadas declaraciones sobre el origen de los argentinos trajeron malestar continental y debió salir a retractarse.
El 2021 comenzó movido en Argentina, con una característica particular: comenzaron a transparentarse a la perfección todas las mentiras de campaña y pandemia por parte de la gestión de Alberto Fernández.
Finalizaron este lunes los 9 días de confinamiento en el país, pero a pesar de ello, los datos epidemiológicos ponen contra la espada y la pared a Alberto Fernández y la ministra de Salud, Carla Vizzotti, porque hubo récord de casos, superando los 41 mil contagios diarios y la situación es, igual, de extrema gravedad.