Comenzó la cuenta regresiva hacia el cierre de listas de las elecciones legislativas, y a pesar del derrumbe de su imagen, que pasó de un 60 por ciento en mayo de 2020 a un 32 por ciento en las últimas semanas, el presidente Alberto Fernández fue preparando rigurosamente el terreno.
América Latina está convulsionada y el MERCOSUR no es la excepción. El pasado jueves, los jefes de Estado de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay celebraron una Cumbre de Presidentes de manera virtual en la que fueron evidentes las diferencias entre los miembros.
Esta semana se conoció, luego de varios años, finalmente que la Justicia comercial dictaminó la quiebra del Correo Argentino S.A., que pertenece al Grupo Macri de la familia del ex Presidente y al que se los apunta por una deuda de casi 300 millones de dólares.
Este domingo, el Gobierno argentino dio una clase magistral de cómo hacer política con la muerte. Rumbo a los 100 mil fallecidos por coronavirus, el presidente Alberto Fernández intentó apaciguar su fracaso en la gestión de la pandemia con un “homenaje” a las víctimas.
Desde hace varias décadas, la Argentina sufre los embates derivados de gobernantes que poco a poco se van convirtiendo en esclavos del rol que eligieron, y que de todos modos eligen no soltar. La realidad supera toda ficción de campaña, cuestión con la que los últimos presidentes argentinos no han podido lidiar. Por eso, estamos como estamos.