Este primer domingo del nuevo confinamiento Fase 1, que el Gobierno nacional intenta camuflar negando esa categorización que supo aplicar en marzo del año pasado, amaneció con un mensaje de Santiago Cafiero en las redes, que fue retwitteado por el presidente Alberto Fernández: “Tomamos medidas sanitarias preventivas para cuidar la salud y creamos políticas públicas para cuidar el empleo. Nuestro Gobierno adapta el presupuesto a las necesidades de la gente, y no al revés. Por eso vamos a seguir acompañando a quienes producen y trabajan en el país”.
Desde el Gobierno nacional, cuando era oposición y Alberto Fernández ni siquiera figuraba en los planes de nadie, apuntaron contra el macrismo –con razón- por los constantes tarifazos en todos los ámbitos. Sin embargo, poco de eso supo corregir el Poder Ejecutivo actual y sigue por la misma senda.
Había una vez un político de la era kirchnerista al que le llovió de arriba la candidatura a Presidente en el momento menos esperado, impulsada por una ex jefa de Estado que ahora lo tiene vigilado y de a poco le va cobrando el gran favor. Gesto que ya no vislumbra un futuro benevolente como en un principio, sino todo lo contrario: se convirtió en el tormento del mandatario nacional.
La semana pasada, llegaron a la Argentina las últimas vacunas chinas contra el coronavirus, tras un acuerdo de 4 millones de dosis con Sinopharm, y ante las demoras que muestra la producción de la Sputnik V, el gobierno de Alberto Fernández empezó a rasquetear con otros países.
Esta semana, en el marco de un panorama alarmante a nivel sanitario tras la irrupción de la segunda ola del Covid, se conocieron datos que exponen la condición de vulnerabilidad extrema en la que se encuentra nuestro país dentro el mapa internacional.