Los incidentes registrados este fin de semana en Lago Puelo, cuando la comitiva presidencial fue atacada con furia por un grupo de manifestantes, constituyen apenas una muestra del estado en el que se encuentra la ciudadanía frente a la inoperancia y la constante asfixia a la que es sometida por los gobernantes, en un contexto de creciente desapobación de la gestión.
El pasado lunes 1 de marzo, como todo primer día hábil del tercer mes del año, el presidente de la Nación llevó adelante su clásico discurso ante el Poder Legislativo desde el Senado y adelantó lo que el Ejecutivo se propone llevar a cabo durante el venidero año.
Hace un calor sofocante ese 24 de febrero de 1946, cuando el General Juan Domingo Perón gana las elecciones legítimamente, sin fraude de por medio, terminando con 18 años de oprobio conservador, donde mediante repudiables artimañas se burlaban del pueblo haciendo figurar y votar hasta a los muertos en las listas de sufragantes.
La falta de gestión y la inoperancia del gobierno de Alberto Fernández en el manejo de la pandemia tuvo el condimento que faltaba para convertir a la Argentina en el hazmerreír del mundo, luego de que funcionarios de su Gabinete habilitaran la Vacunación VIP de sus amigotes, en detrimento de los sectores de la población que se encuentran primeros en la lista de prioridades.
El kirchnerismo se relame tras el escándalo de las vacunas VIP. Pese a que la revelación cayó como una bomba en la Casa Rosada, desde el círculo íntimo de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner aprovecharon la sacudida para reclamar más cambios en el Gabinete.
Hay decisiones políticas que llegan de manera gravemente tardía. Como la de abrir escuelas a casi un año del inicio de la llegada de la pandemia a la Argentina, en un contexto epidemiológico que lejos de mejorar, sigue empeorando.