La situación económica de los argentinos ha empeorado en los últimos, con políticas que apuntaron a desregular el Estado y poner en el eje en el mercado. A las malas decisiones en el pasado, se le suma una pandemia que amenaza no solamente con cambiar la cosmovisión, sino también con perjudicar gravemente las finanzas individuales y colectivas.
Desde los inicios de la propagación del Coronavirus en Argentina, los contagios han ido creciendo de manera paulatina y en los últimos días parece haberse acelerado el ritmo. Ya se confirmó el primer caso que no registra antecedentes de viaje ni haber tenido contacto estrecho con alguna persona que haya estado en los países considerados de riesgo.
La aparición del Coronavirus hizo que todo el gabinete esté abocado a frenar la propagación de la enfermedad y ponga en segundo plano la agenda que ya estaba marcada con anterioridad. Si bien sigue siendo unas de las prioridades, el tema económico quedó desplazado y podría generar más de un dolor de cabeza en el futuro producto del temblor en los mercados.
El conflicto desatado con el campo termina siendo un punto favorable para las aspiraciones del gobierno que hasta ahora no había encontrado un “enemigo” a la hora de la discusión. Sin embargo, esta incipiente disputa generó una división no solamente puertas adentro del Frente de Todos, sino también entre los propios productores rurales.
El pasado domingo, el presidente de la Nación abrió el período de Sesiones Ordinarias en el Congreso y tuvo un discurso que intentó ser conciliador. No hubo demasiadas críticas hacia la gestión anterior de Mauricio Macri, más allá de las acusaciones por la toma de deuda y, por el contrario, su alocución tuvo el objetivo de acercar posiciones.