En la noche del domingo pasado se celebró el primero de los dos debates presidenciales antes de las generales del próximo 27 de octubre. Si bien por el formato establecido no cumplió con las expectativas previas, hubo algunos pasajes con cruces interesantes y algunos esbozos de propuestas que no llegaron a ser concretas.
Uno de los puntales que los dirigentes de Cambiemos quisieron instalar de su gestión es la transparencia y la honestidad, algo que sin dudas es otra más de las promesas incumplidas por Mauricio Macri y los referentes que lo acompañaron en estos años al frente del país. Son muchos los ejemplos que demuestran que hay varios casos relacionados al narcotráfico, aunque siempre quisieron instalar una lucha contra las mafias.
El golpe que recibió el oficialismo en las urnas y que sorprendió a propios extraños, pareciera que dejó mareados a los asesores de marketing del presidente que, con cada movimiento comunicacional, hunden más las aspiraciones de una reelección. En cada marcha del “Sí, se puede”, las palabras de Mauricio Macri dejan expuesta una absoluta desesperación por retener votos.
Últimamente el oficialismo pareciera estar perdido en una nebulosa luego del mazazo que recibió en las urnas y que lo llevó a dar varios manotazos de ahogado para intentar revertir los resultados electorales. Desde sus comienzos, la gestión de Cambiemos estuvo signada por el marketing y, en momentos en que estarían llegando al ocaso, el camino sigue siendo el mismo.
“La elección no sucedió”, repite el presidente a modo de slogan. Pero lo curioso es que, no solamente que sí sucedió, sino que además el oficialismo recibió un duro golpe en las urnas. De allí creció la necesidad de negar los resultados y pegar un giro en el timón de la campaña para encontrar una salida decorosa e intentar achicar la brecha.