El príncipe Harry volvió esta semana a Londres en el marco de su disputa legal con el Ministerio del Interior británico. Durante una de las sesiones judiciales, el duque de Sussex afirmó que pruebas confidenciales a las que tuvo acceso confirman sus “peores temores”: que la decisión de reducir su nivel de protección policial fue una estrategia deliberada para evitar su salida definitiva de la familia real.