En un giro digno de una saga de fantasía, Guillermo Moreno, el ex secretario de Comercio conocido por sus modos poco convencionales y ahora líder del partido Principios y Valores (PyV), ha despertado comparaciones inesperadas.
En el mundo digital, donde el anonimato te da el valor de un león, o en este caso, de un troll con ganas de diversión, ocurrió un evento que promete ser recordado como la Guerra de los Berrinches de Twitter.
Las radios que te queman la cabeza con música nostálgica de la década ochentosa. Los canales de streaming que permiten que la gente comente debajo de cada video cualquier tipo de barbaridad. Los que se jactan en cada verano de no haber padecido ningún corte de energía eléctrica. Las maestras que piden textos nuevos y carísimos a sus alumnos, sabiendo que Milei está arruinando el país. Los colectiveros que se hacen los desentendidos cada vez que un pasajero les pregunta algo. La insistencia del gobierno en llamar “ajustes” a los aumentos de precios. Ese amigo que te hace reir en los momentos serios. Federico Casalongue pidiéndote que le cebes mates todo el día y no es capaz de poner ni el agua a calentar Mario Casalongue hablando que no estaba preparado para el éxito Pico Sanzone dejándole cien miserables pesos de propina a los mozos Continuará…
Dicen que del odio al amor hay un paso, y en la política argentina, ese paso podría ser un tango apasionado entre dos figuras que jamás imaginarías juntas: Javier Milei y Cristina Fernández de Kirchner.
Los que le echan la culpa de todo al cambio climático. Las que viven renegando del patriarcado machista, y se prenden a la japi como una aspiradora. Los que se la pasan todo el día hablando del calentamiento global. Las que no usan corpiño y tienen los pezones como timbre de castillo. Los que dejan las botellas descartables de gaseosa tiradas en cualquier lado. Las que te quieren vender contenido erótico por internet, y si los decís que no, te bloquean. Los solos de batería de los los grupos de rock berretas, hecho para que los boludos y boludas aplaudan. Las boludas y boludos que aplauden a rabiar los solos de batería. Los participantes pelotudos de los programas de juegos de la televisión argentina. Las insólitas excusas del colega de NOVA, Lucas Pérez, para no trabajar. Los dichos colombianos de nuestra compañera de Bogotá, Isabel Marin, que nadie entiende. Dale chumbimba. Federico Casalongue enojándose por todo. Más infumable que Walter Scheffer cuando le sacan la comida. Kicillof cuando no hay ningún chanchullo para afanar Milei hablando de la casta Patricia Bullrich cuando se queda sin vino en la casa Belliboni enojándose cuando un libertario le cierra la boca Continuará…