Los que se consideran buenos cocineros porque a cualquier comida le ponen ajo, ají, pimienta, pimentón y puta parió. Las que vienen a tu casa, se morfan todo, no colaboran con nada, y te dejan la casa hecha una mugre. Los que te dan un repasador sucio y roto como servilleta. Las que te dan agua de la canilla porque ellas toman agua de la canilla. Los que mojan el pan en nuestro plato. Las que nos preguntan si está rica la comida, cuando todavía no probamos el primer bocado. Los que te dejan audios interminables de whatsapp. Las que te aburren contándote todo el tiempo siempre sus mismos problemas y te usan de psicólogo gratis. Los que se hacen los dietéticos morfando barritas de cereal y luego se comen un kilo de pan con una picada ántes del asado. Las que de postre, te dan un café recalentado de hace dos días. Los que no cocinan, no ponen plata para la comida y ni siquiera tienen la amabilidad de lavar los platos. Las que te dicen “vos lavá los platos”, y no tienen ni jabón ni detergente. Los que se acomodan las bolas todo el día sin ningún pudor. Las que no sueltan el celular ni para bañarse. Continuará…
Durante la semana, el gobernador Leandro Zdero parece haber recuperado algo de color en el rostro, luego de algunas turbulencias en la gestión “de territorio” y complicaciones por la crisis económica que invade al país.
En un giro más inesperado que un discurso de Javier Milei sin necesidad de micrófono, se ha revelado que el flamante amante secreto del prescindente libertario no es otro que el querido actor Guillermo Francella.
La pitonisa Madame Futuro lo vio todo desde el Más Allá y viene con noticias de otro mundo. Según su bola de cristal encantada, los espíritus de 2 ilustres difuntos están de fiesta tras la estremecedora condena de Cristina Fernández de Kirchner en el Caso Vialidad.
En el circo interminable de la política argentina, donde los trapecistas caen más de lo que vuelan, un nuevo rumor ha intentado robarse el reflector. Esta vez, el blanco es el diputado de Propuesta Republicana (PRO), Fernando Iglesias, un habitué de las polémicas que parece coleccionar enemigos como si fueran figuritas del Mundial.
