Los que en días lluviosos meten los paraguas por delante, como si la vereda estuviera vacía. Las escaseces de nafta cada vez que hay un aumento de las petroleras. Los camiones que recogen la basura, que interrumpen el tránsito en calles estrechas. Las tendencias de twitter sobre Axel Caniggia, ya sea porque fue padre o porque se tiró un pedo. Los kirchneristas, que no saben de qué disfrazarse a la hora de justificar su voto por Sergio Massa. Patricia Bullrich aprovechando cualquier rato libre para tomar un vino. Los malnacidos que pasan tirando corte explosión en la moto mientras querés descansar. Mas infumable que Milei apuntando contra el Banco Central Un kirchnerista defendiendo lo indefendible Mas infumable que ir en el auto de Walter Scheffer, en el cual parece el ultratumba por el olor. Mas infumable que Pico Sanzone defendiendo a Cristina Mas infumable que Alejandro Casalongue escuchando los recitados el Pampa Oberá. Continuará…
“Te doy una golosina y me das un beso”, le dijo rotundamente el presidente sin noción de la Nación Argentina, Alberto Fernández, a la piquetera jujeña, Milagro Sala, quien cayó rendida a sus pies ante semejante declaración de amor.
En una semana donde el “verde” viene siendo más protagonista que nunca, muchos que hicieron “negocio” en su momento, están con el cuchillo entre los dientes para poder hacer la gran salvación.
Los que suben al tren los fines de semana después de jugar un partido de fútbol, y apestan todo el vagón. Las que te escriben un whatsapp con un “holisss” u “hola, gor”, y acto seguido con tono meloso te piden que les hagas una transferencia por cbu o mercado pago, porque “no tienen un mango”. Los encargados de los telos, que cuando vas con tu pareja, novia, amigovia, amante o esposa, ponen una mirada cómplice y se hacen los cancheros. Las que te llaman por celular o teléfono fijo para que te cambies de compañía telefónica y no aceptan un NO como respuesta. Los que les escriben a las minas “¿cómo estás? en tono de preocupación y lo único que buscan es garchárselas. Las feministas que hablan en lenguaje inclusivo. Los machistas que hablan de su mujer como “la bruja” y luego en su casa lo único que dicen es: “si querida, si querida”, con súplicas esclavizantes. Las que muestran el ojete por Instagram y ponen en su muro “canjes al md (mensaje directo”, para no decir “poné platita y te llevás este pavito”. Los que usan twitter con el único fin de insultar a los famosos. Las que boludean todo el día en tik tok en vez de buscarse un trabajo digno. Los que cuelgan en Facebook fotos con famosos y dicen ser “productores”, cuando no tienen ni oficina, ni teléfonos fijos, ni tarjetas, ni los conoce ni el loro. Chantas. Las que se la pasan todo el día hablando de Gran Hermano, cuando medio país no tiene para comer. Los que se asustan de Jay Mammon y se les cae la baba cuando pasa una pendejita de 16 años con la pollera cortita. Caraduras.
Los que fuman en plena comida, sin preguntar si a alguno de los comensales les molesta o les hace mal. Los que al darte la mano te la trituran como demostración de potencia. El plomero, el carpintero o el cerrajero que te arrancan la cabeza o te cobran lo que se les antoja. Los que te piden prestado un pen drive con música, o un libro, o una revista, y nunca más te los devuelven. Las que te calientan el coco por whatsapp enviándote fotos en bola, y a la hora de los bifes te dicen “hoy no, porque estoy indispuesta”. La panadera del barrio, que se ponen a charlar con todos los clientes mientras te hace esperar una hora, cuando tenés mil kilombos que resolver.